No es baladí lo ocurrido con el reparto de los escaños físicos y la condena de Podemos al gallinero, por debajo de la columnata en zona de sombra antimediática, con Iglesias, el mejor situado, en cuarta fila.
En un modo de hacer política donde lo mediático lo es (casi) todo, el estar bien situado para que las cámaras de le tele y de los fotógrafos te pillen cerca del bollo del meollo del cogollo es vital.
Sin televidencia poco podrá hacer la tribu podemita, que basa su acción en la performance, tipo Living Theatre.
Lo sabe Podemos, pero lo saben todos los demás. Fuera del cogollo hace mucho biruji.
C's dicen que los escaños no importan para hacer bien la labor parlamentaria... pero, amigo, no renuncian a su ubicación prepactada de la polémica.
Lo lógico sería que los partidos eligieran sus escaños de más a menos votado, y por tanto, Podemos hubiera debido poder optar en tercer lugar por sus asientos.
En un mundo boy-scout esto habría sido lo esperable.
Por una vez, tiene razón Errejón, y ha sido de abusananos.