domingo, 11 de septiembre de 2016

Juegos de fuego

Queman la bandera española y la foto del rey. Y la constitución.
Aquí.
No hay Diada sin juegos de fuego, es bien sabido.

El simbolismo de la quema es indudable, pero lo que simboliza también: el odio más puro al otro.

Ya dejó dicho Mitterrand en, probablemente, su mejor frase: "El nacionalismo es la guerra".

De quemalibros nunca ha salido nada bueno.



15 años de los las torres gemelas, y parece que fue ayer.






La procesión del proceso

Puigdemont y su cuento de la lechera: elecciones "constituyentes" antes de un año,
Puede convocar una autonómicas ordinarias adelantadas. sólo eso.
Aquí.
El procesismo y su ritmo procesionario tiene una ventaja para los demócratas: agota a los indepes y les resta credibilidad.
Si la cosa de alarga un par de años más, igual los pardidos independentistas pierden sus mayorías parlamentarias.

El problema es que puede encumbrar a Colau (una procesionaria urticante) y sus muchachos.