Le han cortado la cabeza al antifrau en el Parlament con el voto en contra solo del PP. ¿Cosas de los Hermanos Fernández y Fernández o, más probablemente, una medida anti tirar de frazada, con el visto bueno necesario del jefe Brey?
Ya se verá y lo dirán los tribunales si prevaricó, pero es indudable, al escuchar o leer las conversaciones que el empatizador De Alfonso sostenía con el ministro, que le embargaba una inmarscesible vocación de prevaricar.
Era un soldado no al servicio de España sino de servicio en las cloacas.
Aquí.
miércoles, 29 de junio de 2016
Un millón de firmas ya
Para:
La reforma de la ley electoral y que deje de ser inícua.
Una nueva ley de educación consensuada por los partidos constitucionalistas.
Cerrar el modelo autonómico y el reparto de las competencias entre Estado y CC.AA.
Reformar la justicia y que ésta sea independiente del poder político.
Una ILP que sume no medio sino un millón de votos tramitada en el Congreso para que los ciudadanos españoles se sientan libres e iguales.
Y sin esperar a que se forme un Gobierno.
La reforma de la ley electoral y que deje de ser inícua.
Una nueva ley de educación consensuada por los partidos constitucionalistas.
Cerrar el modelo autonómico y el reparto de las competencias entre Estado y CC.AA.
Reformar la justicia y que ésta sea independiente del poder político.
Una ILP que sume no medio sino un millón de votos tramitada en el Congreso para que los ciudadanos españoles se sientan libres e iguales.
Y sin esperar a que se forme un Gobierno.
Ad hominem
Ante la hora grave, los padres fundadores de Ciudadanos abogan por que Rivera levante el veto personal a Rajoy, ese veto que en estos momentos creen que aherroja la situación política y de la que hacen altamente responsable a la formación naranja (en este bajonazo para ella en el que, por otro lado, a C's le toca replantearse su mensaje y hasta su lugar en el mundo).
Aquí.
Rivera quiere y debe sentarse a negociar con PP y PSOE un programa reformista de máximos, no de mínimos. La reforma de la ley electoral es innegociable. No puede ser que el valor de los votos varíe como lo hace, beneficiando a los grandes partidos y a las pequeñas listas regionales.
Una ley de educación como la fallida de Gabilondo no puede demorarse.
Cerrar el modelo autonómico es inexcusable.
Y reformar la justicia para que sea independiente del poder político es la madre del cordero.
Estos cuatro puntos han de ir a misa.
Hablan los padres fundadores de la necesidad de un frente constitucional... y no seré yo quien lo cuestione.
Sin embargo, no a cualquier precio. Sólo si el PP y el PSOE se purgan previamente.
Y si no aceptan las cuatro grandes reformas, C's debería desvincularse de pactos de gobernabilidad, no sólo por su propia supervivencia, sino por el bien de todos.
Que el pueblo español haya preferido en un 33% lo malo conocido del rajoyismo ante lo malo por conocer de las izquierdas que andan descabezadas no basta para exigirle a C's que apoye activamente con su voto a Rajoy y sus políticas continuistas o sólo cosméticamente reformistas.
El problema es lo bastante de fondo como para exigir cambios también de fondo. Y Rajoy y su ciudad de los muchachos sucios no puede ser el reformador que necesita España, porque ellos son parte del problema español, si no su principal causa.
En esto acierta Rivera.
Se ve a diario. Hoy, sin ir más lejos, el PPC es la única fuerza que acaba de votar en contra de la destitución del antifrau con vocación de prevaricador en el Parlament. Y lo hace sobre todo para que no tire de la manta y no tener que cesar inmediatamente después al Ministro de las Cloacas Fernández.
Con esto está todo dicho.
Otra cosa es dejar a Rajoy que gobierne durante un periodo de transición hasta que el PSOE se regenere y el propio PP prepare el postrajoyismo, por mera cuestión de relevo generacional.
Pero para todo ello es el PSOE el que debe retratarse, pues es el otro corresponsable de todo lo malo que nos ha llevado a esta quiebra profunda del país. Y a la aparición de Podemos, dicho sea de paso.
Es el PSOE el que debe decidir si se abstiene y deja gobernar a Rajoy.
No Ciudadanos, que no puede ni debe ser el costalero de un partido contra el que van a arremeter PSOE y Podemos en los próximos años de legislatura. No debe aceptar que se mutualicen las bofetadas.
Si lo hiciera, C's desparecería como les pasó a los partidos liberales o centristas en Reino Unido, Alemania, y en las siguientes elecciones pagaría su complicidad con el PP.
Si C's quiere algún día sustituir al PP no puede ser su socio.
Es elemental y lo vería un niño chico.
Dejar gobernar a Rajoy y dejar de fomentar golpes de Estado en el PP, sí es preciso. Porque el estilo es importante en política.
Y dejar que Rajoy haga lo que pueda por sí mismo.
Pero para ello con la abstención va que chuta.
Pero gobernar con Rajoy, no.
Eso que lo haga el PSOE, como penitencia a lo mal que lo ha hecho hoy como ayer.
En resumen: claro que es un veto personal a Rajoy, porque es un veto programático a todo lo que Rajoy representa y encarna su persona: un partido pillao que diría Fernández Díaz: esto es, judicializado con su sede embargada y bajo fianza. Como Convergència.
Debería C's hasta retirase de sus pactos en Andalucía y Madrid, de paso, con los dos partidos grandes. Que pacten PP y PSOE y apechen con estos años que son hijos de sus torpezas.
Ser el centro y querer regenerar la vida política pasa por una larga travesía del desierto; la que debería empezar a andar desde hoy Ciudadanos.
Aquí.
Rivera quiere y debe sentarse a negociar con PP y PSOE un programa reformista de máximos, no de mínimos. La reforma de la ley electoral es innegociable. No puede ser que el valor de los votos varíe como lo hace, beneficiando a los grandes partidos y a las pequeñas listas regionales.
Una ley de educación como la fallida de Gabilondo no puede demorarse.
Cerrar el modelo autonómico es inexcusable.
Y reformar la justicia para que sea independiente del poder político es la madre del cordero.
Estos cuatro puntos han de ir a misa.
Hablan los padres fundadores de la necesidad de un frente constitucional... y no seré yo quien lo cuestione.
Sin embargo, no a cualquier precio. Sólo si el PP y el PSOE se purgan previamente.
Y si no aceptan las cuatro grandes reformas, C's debería desvincularse de pactos de gobernabilidad, no sólo por su propia supervivencia, sino por el bien de todos.
Que el pueblo español haya preferido en un 33% lo malo conocido del rajoyismo ante lo malo por conocer de las izquierdas que andan descabezadas no basta para exigirle a C's que apoye activamente con su voto a Rajoy y sus políticas continuistas o sólo cosméticamente reformistas.
El problema es lo bastante de fondo como para exigir cambios también de fondo. Y Rajoy y su ciudad de los muchachos sucios no puede ser el reformador que necesita España, porque ellos son parte del problema español, si no su principal causa.
En esto acierta Rivera.
Se ve a diario. Hoy, sin ir más lejos, el PPC es la única fuerza que acaba de votar en contra de la destitución del antifrau con vocación de prevaricador en el Parlament. Y lo hace sobre todo para que no tire de la manta y no tener que cesar inmediatamente después al Ministro de las Cloacas Fernández.
Con esto está todo dicho.
Otra cosa es dejar a Rajoy que gobierne durante un periodo de transición hasta que el PSOE se regenere y el propio PP prepare el postrajoyismo, por mera cuestión de relevo generacional.
Pero para todo ello es el PSOE el que debe retratarse, pues es el otro corresponsable de todo lo malo que nos ha llevado a esta quiebra profunda del país. Y a la aparición de Podemos, dicho sea de paso.
Es el PSOE el que debe decidir si se abstiene y deja gobernar a Rajoy.
No Ciudadanos, que no puede ni debe ser el costalero de un partido contra el que van a arremeter PSOE y Podemos en los próximos años de legislatura. No debe aceptar que se mutualicen las bofetadas.
Si lo hiciera, C's desparecería como les pasó a los partidos liberales o centristas en Reino Unido, Alemania, y en las siguientes elecciones pagaría su complicidad con el PP.
Si C's quiere algún día sustituir al PP no puede ser su socio.
Es elemental y lo vería un niño chico.
Dejar gobernar a Rajoy y dejar de fomentar golpes de Estado en el PP, sí es preciso. Porque el estilo es importante en política.
Y dejar que Rajoy haga lo que pueda por sí mismo.
Pero para ello con la abstención va que chuta.
Pero gobernar con Rajoy, no.
Eso que lo haga el PSOE, como penitencia a lo mal que lo ha hecho hoy como ayer.
En resumen: claro que es un veto personal a Rajoy, porque es un veto programático a todo lo que Rajoy representa y encarna su persona: un partido pillao que diría Fernández Díaz: esto es, judicializado con su sede embargada y bajo fianza. Como Convergència.
Debería C's hasta retirase de sus pactos en Andalucía y Madrid, de paso, con los dos partidos grandes. Que pacten PP y PSOE y apechen con estos años que son hijos de sus torpezas.
Ser el centro y querer regenerar la vida política pasa por una larga travesía del desierto; la que debería empezar a andar desde hoy Ciudadanos.
Ciudadanos sin ángel
Desde el 26-J, el partido Ciudadanos es el último partido con representación en Cataluña no sólo en escaños sino ahora también en votos, superado incluso por el PP, el del cabeza de lista del Ministro de las cloacas Fernández, un tipo cuyo ángel negro no se llamaba Marcelo sino que se apellidaba Alfonso.
Los constitucionalistas, desechado el PSC, por razones ontológicas, se han refugiado en el PP catalán, que sube en sufragio.
Del 27-S donde fueron elegidos principal partido de la oposición hasta este 26 -J, de un verano a otro, el mundo y sus gentes habrán cambiado un poco, pero no tanto. Serán ellos, los Ciudadanos, los que han cambiado. Y no para bien.
Los constitucionalistas, desechado el PSC, por razones ontológicas, se han refugiado en el PP catalán, que sube en sufragio.
Del 27-S donde fueron elegidos principal partido de la oposición hasta este 26 -J, de un verano a otro, el mundo y sus gentes habrán cambiado un poco, pero no tanto. Serán ellos, los Ciudadanos, los que han cambiado. Y no para bien.
Viejo muere el periódico
Los diarios nacionales o se provincializan o se globalizan, pero si se quedan en un entremedias digital, morirán como viejo muere el cisne, after many a summer...
Perpiñán Belfast
Es de admirar el silencio que mantienen los independentistas catalanes en torno al Brexit y la dramática fractura de una sociedad traumatizada. Ni un comentario oficial, o sólo tópicos que no comprometen.
Nada de alabar el Brexit ni el Independence Day.
Ni siquiera un algo de "pero miren cómo se les ha dejado votar, miren qué democrático fue en eso el RU y la UE..." De too eso, no na ni na.
El paralelismo sin embargo es perfecto: los partidarios del Brexit han querido emanciparse de una superestructura llamada UE, que supuestamente les asfixiaba, al grito de "Bruselas nos roba".
Los partidarios de la secesión de Cataluña quieren emanciparse de una superestructura llamada Reino de España, que supuestamente les asfixia, al grito de "Madrid nos roba".
Se me dirá que los secesionistas escoceses también querían emanciparse de una superestructura llamada Reino Unido, que supuestamente los asfixiaba, al grito de "Londres nos roba"...
Pero eso no contradice, antes al contrario, lo primero: los catalanes son tanto los escoces del Reino Unido que quieren salir por patas como los ingleses de la Europa Unida que acaban de hacer un corte de mangas a todos los europeos.
Y por eso calla hoy la élite indepe, presa como está de una contradicción irresoluble en que se hace fatalmente soluble: pues congratularse del Brexit sería reconocer que su europeísmo es de boquilla, y que su ideario está más cerca de la xenofobia de Farage que de las faldas a cuadros del Brave Heart de las Highlands, que era un bruto de mucho cuidado pero que tiene hoy un halo épico gracias al celuloide y a los gritos de Mel Gibson, otro pedazo de demócrata, por cierto.
Los indepes sueñan de un Españexit convocado por un Vox africanista y ganado por los euroescépticos españoles en un futuro cercano para poder decir: "en Cataluña no ganó el no a Europa, así que queremos separarnos de España para seguir siendo europeos".
Pero es una fantasía erótica tan remota y poblada de flamencos fascistoides, padanos con peto tirolés o húngaros cruzflechados en celo que prefieren soñar con que Artur Mas acabará en la cárcel por el 9-N y se convertirá así en el nuevo Michael Collins del siglo XXI en Europa. De momento, como Irlanda, ya tienen su propia Cataluña del Norte y su capital del mundo: Perpiñán.
Nada de alabar el Brexit ni el Independence Day.
Ni siquiera un algo de "pero miren cómo se les ha dejado votar, miren qué democrático fue en eso el RU y la UE..." De too eso, no na ni na.
El paralelismo sin embargo es perfecto: los partidarios del Brexit han querido emanciparse de una superestructura llamada UE, que supuestamente les asfixiaba, al grito de "Bruselas nos roba".
Los partidarios de la secesión de Cataluña quieren emanciparse de una superestructura llamada Reino de España, que supuestamente les asfixia, al grito de "Madrid nos roba".
Se me dirá que los secesionistas escoceses también querían emanciparse de una superestructura llamada Reino Unido, que supuestamente los asfixiaba, al grito de "Londres nos roba"...
Pero eso no contradice, antes al contrario, lo primero: los catalanes son tanto los escoces del Reino Unido que quieren salir por patas como los ingleses de la Europa Unida que acaban de hacer un corte de mangas a todos los europeos.
Y por eso calla hoy la élite indepe, presa como está de una contradicción irresoluble en que se hace fatalmente soluble: pues congratularse del Brexit sería reconocer que su europeísmo es de boquilla, y que su ideario está más cerca de la xenofobia de Farage que de las faldas a cuadros del Brave Heart de las Highlands, que era un bruto de mucho cuidado pero que tiene hoy un halo épico gracias al celuloide y a los gritos de Mel Gibson, otro pedazo de demócrata, por cierto.
Los indepes sueñan de un Españexit convocado por un Vox africanista y ganado por los euroescépticos españoles en un futuro cercano para poder decir: "en Cataluña no ganó el no a Europa, así que queremos separarnos de España para seguir siendo europeos".
Pero es una fantasía erótica tan remota y poblada de flamencos fascistoides, padanos con peto tirolés o húngaros cruzflechados en celo que prefieren soñar con que Artur Mas acabará en la cárcel por el 9-N y se convertirá así en el nuevo Michael Collins del siglo XXI en Europa. De momento, como Irlanda, ya tienen su propia Cataluña del Norte y su capital del mundo: Perpiñán.
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