domingo, 24 de enero de 2016

50 sombras de gris

Un joven filósofo ha sido demandado en Baleares por la Universidad local por haber sostenido que Jürgen Habermas no es de la Escuela de Frankfurt.
Hay noticias que le salvan a uno de la grisura y de sus 50 matices de domingo invernal en el extranjero.
En un país volcado en cómo va la vida, el tiempo y hablar por hablar, cuando ocurre algo tan inspirador como esta querella de filósofos, cabe tener aún esperanzas.

Pero uno hurga un poco en la noticia y ve que lo anida en el fondo del asunto. La mafia universitaria, pleonasmo, la protección de la "cosa nostra".

En Portugal ha ganado en primera vuelta de las elecciones presidenciales (en el país vecino, el Presidente no tiene un papel sólo simbólico) el profesor Marcelo Rebelo de Sousa. Pero lo hace no por su ejecutoria académica sino porque es un tertuliano habitual, un comentarista muy mediático.
Y hasta Mourinho lo ha apoyado.

El fútbol mueve el mundo.




La espuma de los días

Iglesias quiere hablar con Sánchez de su propuesta cuanto antes, no sea que baje la espuma; es como Umbral cuando fue a lo de Mercedes Milá: "O se habla de mi libro o me voy".

Y de repente, me he acordado de Umbral.

El cronista de la "santa" transición, que hablaba con todos los políticos para "estar informado".
Cada día escribía un artículo, por lo menos, y hacía avanzar alguno de sus libros in progress, llegó a publicar unos 90.

En el Café Gijón,  memoria simultánea, parnasillo de Francisco Umbral, decía cosas como: "es más poeta Larra en prosa que Dámaso en verso".

Más que le Democracia o cualquier otra cosa,  decía, lo más grande para él era la libertad de opinar y sentir a su antojo.

Inventaba palabras, rescataba otras del olvido.

Que lo plagiasen le parecía un homenaje, y si él lanzaba una palabra al ruedo, todos acababan utilizándola.

Pero como Manuel Vázquez Montalbán, Umbral no dejó de vivir mentalmente en los años 40 y 50.

Tomó Viagra para poder contarlo en Paris Match.

Murió en 2007 siendo Premio Cervantes pero no académico de la lengua.

Habría disfrutado mucho con la espuma de estos días.


Tiempo de cerezas

Sánchez quiere hablar con Iglesias y va y lo casca en Twitter,  y a Iglesias, que estaba domingueando, le avisan, y hace por hablar con Sánchez.
Y entonces va y TVE dice que los dos grandes hombres han hablado unos 20 minutos.
Desde los tiempos putrefactos del  tardofranquismo y los rumores hospitalarios del jefe del Estado no se había vivido un clima tan obsceno de rumores y frivolidades.

"Cómo va la vida, según el tiempo, sí, por hablar..."


Tiempo de cerezas... podridas. Cómo se echa de menos a una Roig que vaya y lo cuente.

Rajoy es un imitador

En su karta dominical, el exiliado interior Arcadi Espada trata agudamente del asunto de la ficción en política y de los dispositivos instalados para que, a través de la mentira, refulja alguna suerte de verdad; y lo hace a cuenta del engaño de que fue objeto Rajoy el otro día y que ya fue comentado en una entrada de este blog de campo.

[Para una transcripción fidedigna del trozo extractado, vide infra al final del artículo]


Fernando Pessoa tiene un gran poema, muy nombrado, como dicen en Ecuador:

AUTOPSICOGRAFIA
O poeta é um fingidor
Finge tão completamente
Que chega a fingir que é dor
A dor que deveras sente.

Dan ganas de hacer un traducción libérrima del mismo:


El político es un imitador
Imita tan completamente
Que llega a imitar que es verdad
La verdad que de verdad siente.


Espada acaba su misiva lamentado los escasos fuste y fusta de Rajoy, y comparándolo con lo que hubiera hecho un Presidente tipo Pierre Trudeau  (que, entre otros logros, tiene en su haber el haber cosechado un 60 % de "noes" a la independencia de Quebec en el referéndum de 1980). Concluye Espada:

"No es difícil saber lo que habría hecho otro tipo de líder y de temperamento político con esa llamada. Pasarla al jefe de gabinete. Al conserje. O incluso al jardinero. Pero convertir a nuestro Rajoy en aquel Pierre Trudeau habría necesitado del agente provocador que usó el poeta Gimferrer para plantar cara a este tiempo de caragirats*, «en que nadie osa ni quiere poder decirlo todo»**.

* Caragirat: vocablo catalán [vuelto de faz] que significa: traidor, hipócrita, sedicente, falso.

** Más arcana es la referencia al bifrontegirado poeta catalán Gimferrer, Pedro o Pere, tanto monta; el entrecomillado que se le atribuye al tal Gimferrer, no solo es de éste, sino que debería acreditársele "a pachas" al gran poeta  Paul Éluard, el cornudo de Gala-Dalí.

Tout dire

« Le tout est de tout dire, et je manque de mots
Je manque de temps et je manque d’audace
Et je rêve, et je dévide au hasard mes images
J’ai mal vécu, et mal appris à parler clair. »
etc

Decirlo todo

"Todo está en que pueda decirlo todo, y me faltan palabras
Me falta tiempo y me falta audacia
Y voy soñando y desplegando al azar mis imágenes
Mal he vivido, y a hablar claro he aprendido mal."
etc

(Traducción de El extranjero profesional)

Pocas y claras palabras que, como se lee, le bastan a Paul Éluard en su libro Pouvoir tout dire (Poder decirlo todo, 1951) para traducir su angustia de no poder comunicar.  En cuanto a lo que quiso decir o dejar de decir el citador Espada con la medio-cita del bifronte, a ver si saca el lector algo en claro con la ayuda de este análisis de Carlota Casas Baró sobre L'agent provocador de P. Gimferrer:

"Un itinerario, el del escritor, que se construye seleccionando cuidadosamente sobre los acontecimientos de su pasado y está orientado hacia la esencialización --partiendo de la previa abolición--del individuo, por lo que nombra únicamente aquello que le muestra como pretende ser. En este contexto, cobra especial importancia un capítulo como «La llengua com a mascara» en el que el descubrimiento y la creación de un mundo autónomo por la fuerza incendiaria de la pasión amorosa queda al fin estrechamente vinculado a la recuperación de la lengua catalana en tanto que lenguaje poético capaz de dar término a unos tiempos de impostura (los de los últimos años del franquismo ), destruir la máscara del individuo y alzarse como realidad absoluta: «només amb els mots ens retrobavem, i havíem arribat a ser els que érem, i un sol mot esberlava les carasses de la nit, el carnaval dels genocides; i encara dius en aquell instant ininterromput i, l'un davant de l'altre, ens veiem reflectits a la pell de Hum de les paraules sagrades: tui jo, identics a la claredat» (p. 78). Y lo que fue en 1970, continúa siéndolo ahora, y para siempre, en el presente del texto, en su realización en el templo del amor, en el tiempo del poema, cuando «esmunyint-nos als plecs del temps del farsejar, quan ningú ni gosa ni vol com volia Éluard (pouvoir tout dire), nosaltres dos ens mirem cara a cara i ho direm tot, ho hem dit tot» (p. 86). Este decir y serlo todo del individuo en poesía es la gran diferencia respecto a Mascarada y, en última instancia, es también aquello que hace que L 'agent provocador suponga una superación de los libros que le preceden y, a mi modo de ver, una culminación de toda la trayectoria poética de Gimferrer al construir una obra que, mostrando a la vez las dos caras del poema --el dibujo del tapiz--, deviene el origen y el fin de todo."


                                                                       ***


Transcripción literal del trozo de la conversación aludida


Imitador: Hola, Presidente, buenos días…
Rajoy:  ¿Hola…? ¿President…?
Imitador: ¿Presidente? Hola, qué tal,  buenos días… 
Rajoy: President,  buenos días, ¿cómo va la vida?
Imitador: Presidente,  ¿qué tal? Encantado de hablar con usted.
Rajoy: Igualmente. Nos conocimos allí inaugurando…. ¿eh?,
Imitador: Sí…
Rajoy: … el ….¡AVE!... en Girona [/Yirona/], ¿eh?
Imitador: Sí, es verdad…
Rajoy: … cuando era usted alcalde, eh…
Imitador: Y tanto y tanto…
Rajoy: eh…
Imitador: Sí, sí... Bueno, ya tocaba un poco que habláramos usted y yo, ¿verdad?
Rajoy: Pues, sí, sí... muy bien.
Imitador: Sí, sí. Tendríamos que buscar un día, si usted le parece bien, para que... bueno, ahora que hay un nuevo interlocutor en todo el asunto, ¿verdad?,  pues para empezar con buen pie…
Rajoy: Muy bien, muy bien.
Imitador: eh… en todo este tema... Bueno, pues para hablar con usted  un poco….  Ya sabemos lo que nos vamos a decir pero…
Rajoy: Sí…
Imitador: …por hacerlo oficialmente.
Rajoy: No... por hacerlo… Bien; yo le propongo una cosa: como ahora, como esta semana  es la de… está el Rey con las consultas,  según como quede este asunto, porque claro yo no sé cómo va a quedar este asunto, ¿no?, pero yo creo que el lunes le puedo llamar, y…   y a part…  eh, el lunes 25, ¿eh?,  y según como estemos, si hay investidura, si no la hay… el tiempo... pues ya fijamos una fecha. Yo tengo la agenda muy libre, con lo cual… eeeeh… la podríamos fijar para 24 o 48 horas... ¿eh?
Imitador: Muy bien.

INTERVIENE EL DIRECTOR DEL PROGRAMA: ¿Presidente?
Rajoy: ¿Sí?
(Sigue EL DIRECTOR): Presidente, hola, qué tal, mira****… no nos pensamos que esto pudiera salir así.
Rajoy: Sí…
ETC


**** El director lo tutea (= lo tuitea) después de que durante la farsa el imitador le habló de usted.  Sólo se guardan las formas en la ficción. El mundo al revés.


El español rugiente

Pedro J. Ramírez ruge, como cada domingo, y el español, cuando ruge, ruge de verdad.
Y pide que Rajoy se aparte.
Y dé paso a alguien del PP que pueda hacer el tripartito que tantos piden.
Pero lo pide más por razones de deber ser que de ser. Ay, el imperativo moral en política.
En cambio, Iván Redondo, hombre de mundo, lo ve claro y acierta: es generacional, imbéciles.
Al ver a la presidencia de edad de la mesa del Congreso se pudo visualizar lo que ya se sabía: la política española se ha rejuvenecido 20 años de media.
El medio gabinete de Iglesias promediaba under 40. El otro medio del neo-PSOE debe de frisar también los roaring forties, los 40 rugientes vientos aulladores.
Lo cual no quiere decir que setentones como Carmena o el Ex Jemad Julio Rodríguez puedan estar en primera línea: pueden porque han nacido a la política profesional recientemente.
Veteranos, jóvenes veteranos y mediopensionistas, absténganse.
Es la hora de la revolución pop, la de los hijos de la Madrugada.
De los novísimos. Intenten leerlos, inténtenlo...