martes, 15 de diciembre de 2015

¿Aguantó Mariano, fue fuerte?

En el debate a cara de can de ayer, el aspirante se lanzó en tromba desde el minuto uno a castigar al vigente campeón en su punto más débil: una ceja con una brecha mal curada, una herida llamada Bárcenas. La táctica no es cuestionable: todo aspirante ha de mostrarse agresivo, arriesgar, jugársela en pos del K.O. del rival (aunque sea con afirmaciones alejadas de la realidad y de la verdad, las cuales deberían ser, ay, una sola y misma cosa, pero esto es otro debate y es cuento largo...; realidad y verdad a las que retorció el pescuezo durante gran parte de la noche) pues es sabedor de que al campeón le basta el nulo para mantener el título.
Así, ayer. Los veinte minutos más broncos de la historia de la Democracia española, seguramente, en torno a la honorabilidad personal de un Presidente.
Sánchez, que es un John Doe, un "Pedro Nadie" sin palmarés alguno, un joven púgil  fresco recién salido de los gimnasios, sabía que ayer era su noche (tras el semifracaso del debate a 4, donde quedó desdibujado ante tanta novedad: los emergentes y la emergencia de la delfina del PP): o bien anoche se la jugaba para dar con Rajoy en la lona, o bien, si no lograba noquear al campeón, es probable que el 20-D por la noche, según  sean los resultados de su partido, y no digamos si no queda el suyo como el segundo partido, deberá plantearse incluso la retirada del deporte, con un solo combate disputado en su haber. Dura lex electivi, sed lex.
En cuanto a la ceja abierta: es indudable, flagrante que Rajoy tiene ese punto débil, ya que: o sabía o hubiera debido saber sobre todos los manejos de Bárcenas y Lapuerta, que, para el común de los españoles y para el sentido común, fueron los meros artífices de una financiación en negro del Partido Popular, tanto para dopar los presupuestos de campaña como para compensar los supuestos lucros cesantes de los cuadros del PP (incluidos, según parece, esos sobres de gratificaciones al entonces ministro Rajoy en 1997-1999,  que constan en los "papeles de Bárcenas"), y todo ello sobre la base de algo tan viejo como el ir a pie: la corrupción.  La corrupción, que supone hacer donativos o pagos ocultos a cambios de favores políticos, tratos de favor por parte de la administración en la contratación pública,  que es y ha sido la madre del cordero de la corrupción interpartidista sistémica en España.
Por mucho que Rajoy acusara al aspirante de miserable, mezquino, ruin, deleznable ante las acusaciones de éste mendacidad e indecencia, los telespectadores no pudieron dejar de ver, siquiera sea como unas sombras, a un hombre limpio y a un hombre manchado (si bien sus dos partidos están igual de teñidos por la corrupción). Ahora bien: ¿sacarán los indecisos una enseñanza de lo de ayer?
Es probable que, por una vez, sacasen pesca los dos ausentes, los emergentes, los outsiders.
¿Mariano Rajoy aguantó y fue fuerte en las cuerdas? Tal vez, pero no pudo impugnar la mayor: el PP es un partido corrupto. Igual de corrupto que otros, tal vez, pero corrupto.
Hay dos tipos de indecisos: los que no saben a quién votar, y los que lo saben pero no saben si irán a votar. El 20-D, en pocos días,  estas dos categorías indecisas tendrán en sus indecisas manos el futuro del país. Grandeza y miseria de la Democracia.

La balsa de piedra catalana

En el cara a cara de perro, el moderador ha intentado darle protagonismo al tema catalán. Pero los candidatos estaban en las cuerdas a cuenta de la corrupción, el aspirante castigando de valiente, el campeón encajando con sufrimiento, no estaban para bromas.
El tema catalán, es decir, la probabilidad de que con dos votos de la CUP se siga por la senda de la independencia unilateral, no les ha parecido asunto de enjundia suficiente a los púgiles: es cierto que el tema no está teniendo, incomprensiblemente, el protagonismo que se le presuponía al inicio de la campaña, pero no deja de ser el mayor desafío a la Democracia desde el 23-F.
Todo apunta a que no trataron en profundidad del problema porque le tienen un miedo cerval, y no quieren ni plantearse que Cataluña se declare independiente vía una DUI en breve. Es la política del avestruz.
C's tiene en bandeja sacar partido del tema y Podemos está surfeando en la ola del derecho a decidir de Colau y sus cuates, como primera fuerza en intención de voto en Barcelona.
En política el autismo no cotiza al alza. Soslayar lo del secesionismo es dejar que siga creciendo, pues hay otras elecciones ocultas: están en juego si los independentistas o los favorables al derecho a decidir  vuelven a superar la barrera del 50% de voto en Cataluña o no. Y sigo bien volver a superar el 50%. de votos.  La irredenta presidenta del  irredento Parlament  de Cataluña no solo obtuvo los esperables 72 escaños soberanistas (62 de Junts pel Sí  más los 10 de la CUP), sino que llegó a 77, pues se sumaron a su encumbramiento cinco podemitas catalanes. 77 de 135 escaños, 77 escaños que representan más del 50% de los votantes del 27-S. ( Y 9 escaños más de la mayoría absoluta, que son 68). Si el 20-D las cosas no cambian, la CUP prestará dos votos para que el "procés" siga vivo, y, en realidad, poco importará quién esté sentado en Moncloa. Solo un golpe de efecto de C's, haciéndose con la primera plaza, con un 20 y pico muy largo por ciento de los votos en Cataluña, por delante de ERC y de Democràcia i Llibertat y de los podemitas podría invertir la tendencia.  Que el PP y el PSC puedan ser la 4ª y 5ª fuerzas políticas en Cataluña, esto es, irrelevantes, demuestra que la desconexión en realidad ya se ha producido. Cataluña es la segunda autonomía en número de escaños, después de Andalucía; y ya navega como un nueva  "Balsa de Piedra" de Saramago, desgajada de la península.

Es el relato, zoquetes

Pedro Cuartango, el más literario  y comparativista de los periodistas en activo por su amplísima erudición, aventura hoy unos de esos símiles por el que muchos plumillas darían los mejores años de su vida en su artículo de El Mundo: los políticos españoles en campaña serían cual personajes balzacianos. Escribe:
"Rajoy bien podría ser el coronel Chabert que vuelve cuando todos le creían muerto, Iglesias evoca la reencarnación del ambicioso Lucien de Rubempré que triunfa en París de manera meteórica y luego cae, Rivera podría asemejarse al joven idealista Eugene de Rastignac que pierde su inocencia cuando conoce a Vautrin y Pedro Sánchez me recuerda al perfumista César Birotteau por su efímero paso por la política".
El paralelismo es magistral, y  ya solo queda por despejar quién es el Vautrin que hará bajar al lodazal a Rastignac y si Chabert esquivará el destino que le asignó Balzac.
Pero en donde acierta más de pleno Cuartango es en esto otros, que es una de la conclusiones que se va cociendo en este blog de campo:  "Nunca la política había sido tan banal como ahora y nunca habíamos asistido a una campaña en la que las ideas brillaran tanto por su ausencia. Y lo peor es que los candidatos han interiorizado que lo que reporta votos no son los proyectos sino el relato y que las redes sociales son mucho más importantes que los programas".

En la sociedad del espectáculo, de Debord, no podía ser de otra manera.

Es el relato, zoquetes.... y las redes.

Es la lógica del marketing, de atraer con la forma y el embalaje, y no con las ideas... es decir nunca tratando de la calidad intrínseca del producto.

Se ha visto en el debate a dos: un choque de personalidades y estilos, no un debate de ideas.