miércoles, 16 de marzo de 2016

El soviet de los cursis

Con nocturnidad y alevosía hubo ayer purga en Podemos, en plan praguense o Arthur London.
Aquí.
El número 1 fulmina al número 3  para no cargarse al número 2 y el Comité Central aplaude con manos y pies. El número 2 hace mutis. Pero esto no es lo peor.

Sino la carta sobre la grande belleza del  secretario genral cursi bolchevique.
Leála si puede el lector hasta el final.

Si no, le pongo yo el final.

"No perdamos esa belleza. Pues esa belleza, nuestro brillo en los ojos, es la fuerza de Podemos, y está por encima de la habilidad y la capacidad de cálculo de cualquiera de nosotros.
No quiero acabar esta carta con un saludo, sino diciéndoos que os quiero".

Factual

Chaves y Griñán optan por no declarar en el caso de lo ERE.
Factual.
Aquí.

Si vis pacem...

Una opinión autorizada vale más que cien prejuicios interesados.
La paz es demasiado seria para dejarla en manos de unos indocumentados.
Aquí.

El talibán sin epíteto

¿Un talibán chistoso deja de ser un talibán?
No, es simplemente un gracioso sin gracia. Y sigue siendo talibán.
Mostrar la realidad y su horrenda faz y mofarse de ella con humor negro; hacer escarnio del que ha perdido la partida y se ha ido, y encima hacerlo con buena conciencia y dando codazos de complicidad; denunciar al que denuncia, hacer burla del disidente; sólo tiene un nombre pero no merece ser ni escrito. Y es que nombrar ya es reconocer.

Aquí.

Afortunadamente, todo esto a Azúa le resulta indiferente. Frente a la barbarie, más cultura y belleza.
Frente a los que sólo tienen la mala baba como argumento, desprecio por omisión.
Ni convencerán ni vencerán.

Libre pero preso

El partido Podemos es cómplice de una dictadura atroz que está acabando con el pueblo venezolano y que reprimió su propio 15-M  en enero de 2014 con sangre y represión.
Ayer se presentó Lilian Tintori, esposa coraje, Preso pero libre,  de su esposo. el opositor Leopoldo López, que debería haberse titulado al revés: "Libre pero preso".
Aquí.
Y es que decía Sartre que nunca se había sido tan libre como bajo la ocupación alemana. Y algunas cosas más:

"Nunca fuimos tan libres como bajo la ocupación alemana. Habíamos perdido todos nuestros derechos y en primer lugar el de hablar; nos insultaban a la cara cada día y era necesario callar; nos deportaban en masa, como trabajadores, como judíos, como prisioneros políticos; en todas partes, en los muros, en los periódicos, en las pantallas encontrábamos ese rostro inmundo que nuestros opresores nos querían dar de nosotros mismos: debido a todo eso éramos libres. Porque el veneno nazi se deslizaba hasta nuestro pensamiento, cada pensamiento era, precisamente, una conquista; porque una policía todopoderosa procuraba obligarnos al silencio, cada palabra se volvía primordial como una declaración de principios; porque éramos perseguidos, cada uno de nuestros gestos tenía el peso de un compromiso. Las mismas circunstancias de nuestro combate, a menudo atroces, nos hacían vivir sin maquillaje y sin velos esta situación desgarrada e insoportable que llamamos la condición humana. El exilio, la cautividad, la muerte sobre todo, que enmascaramos hábilmente en las épocas felices, se nos hacían ahora el objeto perpetuo de nuestras preocupaciones; aprendimos que no son accidentes evitables, ni siquiera amenazas constantes pero exteriores: era preciso ver en ellos lo que nos tocaba, nuestro destino, la fuente profunda de nuestra realidad de hombres; en cada segundo vivíamos en plenitud el sentido de esta pequeña frase banal: “Todos los hombres son mortales”. Y las elecciones que cada uno hacía de sí mismo eran auténticas porque se hacían en presencia de la muerte, porque siempre se podrían haber expresado bajo esta forma: “Antes la muerte que…”. Y no hablo aquí de esa elite que fueron los verdaderos Resistentes, sino de todos los franceses que, a cualquier hora del día y de la noche, durante cuatro años dijeron no. La crueldad misma del enemigo nos empujaba a los extremos de nuestra condición, obligándonos a hacernos estas preguntas que eludimos en la paz: todos aquellos de entre nosotros – ¿y qué franceses no estuvieron en una u otra ocasión en este caso?– que conocían algunos detalles interesantes de la Resistencia se preguntaban con angustia: “Si me torturan, ¿aguantaré el golpe?”. Así se planteaba la cuestión misma de la libertad, y nos encontrábamos a orillas del conocimiento más profundo que el hombre puede tener de sí mismo. Porque el secreto del hombre no es el complejo de Edipo ni el de inferioridad, es el límite mismo de su libertad, es su poder de resistencia a los suplicios y a la muerte.

A aquéllos que tuvieron una actividad clandestina, las circunstancias de su lucha les aportaba una experiencia nueva: No combatían el pleno día, como soldados; perseguidos en la soledad, detenidos en la soledad, era en el abandono, en la privación más completa que ellos resistían a las torturas: Solos y desnudos delante de los verdugos bien afeitados, bien alimentados, bien vestidos que se burlaban de su carne miserable y a quienes una conciencia satisfecha, un poder social desmesurado daban todas las apariencias de tener razón. Sin embargo, en lo más profundo de esta soledad, estaban los otros, todos los otros, todos los camaradas de resistencia que ellos defendían; una sola palabra bastaba para provocar diez, cien detenciones. Esta responsabilidad total en la soledad total, ¿no es la revelación misma de nuestra libertad? Este desamparo, esta soledad, este riesgo enorme eran los mismos para todos, para los jefes y para los hombres; para aquellos que portaban mensajes cuyo contenido ignoraban como para aquellos que decidían por toda la Resistencia, una sanción única: la prisión, la deportación, la muerte. No hay ejército en el mundo donde se encuentre semejante igualdad en los riesgos para el soldado y para el generalísimo. Y he ahí porque la Resistencia fue una verdadera democracia: para el soldado y para el jefe, el mismo peligro, la misma responsabilidad, la misma absoluta libertad en la disciplina. Así, en la sombra y en la sangre, se constituyó la más fuerte de las Repúblicas. Cada uno de sus ciudadanos sabía lo que debía a todos y que no podía contar más que consigo mismo; cada uno de ellos conocía, en el desamparo más absoluto, su rol histórico. Cada uno de ellos, contra los opresores, se arriesgaba a ser él mismo, irremediablemente, y eligiéndose a sí mismo en su libertad, elegía la libertad de todos. Esta república sin instituciones, sin ejército, sin policía, hacía falta que cada francés la conquistara y la afirmara a cada instante contra el nazismo. Nosotros aquí nos vemos, a punto de otra República: No podemos sino desear que ella conserve en pleno día las austeras virtudes de la República del Silencio y de la Noche." 

J-P.-Sartre in Lettres françaises. (1944)


Panolis

Victoria Prego insiste en lo panolis que son los de C's al haber confiado en el PSOE: quien bien te quiere, te hará llorar. Aquí.
En breve, se verá el plan B de Sánchez y el por qué de prestar cuatro senadores a los independentistas.
El Partido Socialista que permite gobernar en Cataluña a los indepes en 72 ayuntamientos se apellida C.
Cé de Català.
Ir de listo y salir trasquilado también pasa factura electoral, pero sobre todo en términos de credibilidad moral.


Homenaje a Zapatero

A esto queda reducida la unidad inconsensuable de España: un concepto discutido y discutible y abstenible; a expensas de un par de salvavidas en forma de abstenciones sucesivas.
Aquí.
Por poco, el oprobio habría estado a la altura de Zapatero. Homenaje póstumo. Clarines del miedo...

Pitufeo valenciano

El PP se contorsiona hasta lo inimaginable para nadar y guardar la ropa con el caso Barberá y aledaños. Billetes de mil euros, fantasía sexual de los Pujol...
Joaquín Manso analiza la situación procesal de la ex alcaldesa.
Aquí.
No se sabe si produce más alipori la transcripción de la conversación de madre e hijo sobre la alcaldesa amiga o la rueda de prensa de ésta en el día de ayer haciéndose la sueca.
El pitufeo blanqueador de a mil euros dopó la campaña electoral del PP en las municipales y ni así lograron el bastón.
Cuando gira el viento, el último en darse cuenta es el patrón de barco.
Igual aún ganarán alguna vez, pero ya no convencerán.