domingo, 12 de febrero de 2017

El piolet barre mejor

Iglesias ha barrido a Errejón con un escoba en forma de piolet, pero se ha dejado un millón de futuros posibles votos en la gatera.
Que recogerá Sánchez para recojear.







Fantasías animadas de ayer y hoy

La política casi siempre, tanto ayer (Hitler pero Stalin, Franco pero Castro) como hoy, y cada vez más, cabalga a lomos de mentiras y fantasías: Brexit, Trump, y lo que vendrá, morena.

La diferencia en democracia es que las mentiras y fantasías las vota el pueblo.

Pensar que a estas alturas, con sentencias catalano-españolas (otra cosa sería un golpe en la mesa de la UE, que no llegará) se va detener el independentismo catalán, es iluso.

Tampoco se dan los elementos factuales para una reversión política: no hay hoy alternativa política plausible en Cataluña, y en España tampoco a Rajoy, que es un fábrica de independentistas: éstos pasaron de ser marginales a casi mayoritarios durante su mandato.

Pero lo más decisivo es que el 70% o más de la población en Cataluña quiere una consulta, y ya no renunciará a ser preguntada.

PDCAT, ERC, CUP y Comuns de Colau et alii suman y sumarán mayorías, de geometría variable, pero siempre en torno a los 2/3 en el Parlamento.

Y por tanto ostentarán el poder ejecutivo de la Generalidad.

Con apenas un tercio de diputados constitucionalistas (y soy generoso, porque incluyo a los del PSC) y solo a un tercio de la población que no quiere una consulta, las fantasías seguirán medrando, al calor de un independentismo que cuenta con el poder parlamentario y ejecutivo (y municipal, por cierto).

¿Qué le queda a Rajoy? ¿Seguir diciendo que llueve?
 ¿La vía de 155? ¿Cortar el grifo del dinero y arriesgarse a que la parroquia no indepe se cabree y se sume al mainstrean indepe? ¿Inhabilitar a los dirigentes indepes, y convertirlos en héroes de la libertad en plan Mandelitas?

La partida está perdida de antemano; se perdió por capítulos a los largo de los últimos 30 años.

Sólo una consulta (no vinculante sino consultiva pero no por ello sin consecuencias, y ello cabe en la Constitución) con un debate serio, plural y con garantías (un debate como el que hubo en Escocia y, antes, dos veces en Canadá) con todas las opiniones representadas, podría hacer bajar a la realidad a una parte de la población catalana que actualmente acompaña a los independentistas en su aventura autoxenófoba.

La democracia es muchas cosas, pero también, y cada vez más,  es el régimen de las opiniones públicas, y en Cataluña éstas son las que son.



El 15-M RIP

Aquí el momento del fallecimiento.
Le ha "tocado" a Rita ser la sepulturera.