miércoles, 1 de noviembre de 2017

Los trasteros

Riss se va a especializar en el tema nipón.


Aqui en V.O. paganini.


Aquí en tradu  exprés.


"Bienvenidos donde los zombis

La proclamación por parte de Cataluña de su independencia hace temblar a España y Europa. Hay razones para ello. El espectáculo parece la escena de una película de terror, cuando los zombis comienzan a comerse sus propias entrañas. La democracia española está un poco en la misma situación: devorada desde dentro por otro movimiento democrático. Después de lo de  Cataluña, todas las democracias de Europa podrían verse dividida en una multitud de democracias más pequeñas. Pero esta dinámica, si se extendiera, también podría volverse en contra los propios separatistas catalanes. Pues, ¿quién sabe si, en veinte o treinta años, una parte de Cataluña no reclamará a su vez la independencia, queriendo cortar los puentes con el poder central de Barcelona? Después de las regiones de Cataluña, serán tal vez las ciudades las que reclamarán su independencia, regresando así a los primeros tiempos de la democracia griega, como en Esparta o Atenas.
Luego los distritos, los barrios de las ciudades, y quizá hasta las calles proclamarán su independencia respecto a la calle de al lado. Como en la Belfast de Irlanda del Norte, en donde según la calle uno está en un barrio protestante o católico. Ya sólo quedará alcanzar el estadio último de la democracia: cada individuo se convertirá en el jefe de su propio Estado, persona y existencia, y podrá desfilar por su calle bajo su propia bandera, diseñada por él mismo, cantará el himno que él mismo habrá escrito y votará democráticamente leyes que sólo se aplicarán a su persona. Cada uno de los siete mil millones de habitantes del planeta será el soberano absoluto de su propia existencia. La ONU acogerá no a más de 193 Estados sino a 7 mil millones de Estados independientes. Un individuo, un Estado. Una democracia por cada ser humano. ¿Cabe algo mejor?
Llevemos al absurdo esta lógica separatista: los dedos de los pies harán secesión de los dedos de las manos, porque no compartirán la misma cultura. Luego será la oreja izquierda la que proclame su independencia respecto de la derecha, que tiene otra manera de oír las cosas. A su vez, el estómago organizará un referéndum para salirse del sistema digestivo en nombre de su hecho diferencial. Y así sucesivamente hasta acabar en la mesa de autopsia con cada órgano en su bolsita de plástico. Así acabará Europa.
La democracia es una idea que da vértigo, pues carece de fin, como el horizonte que se aleja en cuanto queremos acercarnos a él. ¿Quién se atreverá a decir “basta ya, aquí se detienen las reivindicaciones democráticas”? ¿Quién tiene legitimidad para eso? Nadie, puesto que en democracia la legitimidad sólo la tiene el pueblo.
La libertad de los pueblos a disponer de sí mismos plantea, con todo, dos interrogantes:
1. ¿Qué es un pueblo? ¿Dónde acaba y dónde empieza un pueblo?
 2. ¿Tiene límite la libertad de los pueblos a disponer de sí mismos? ¿Hasta dónde puede uno secesionarse de los demás?
En el fondo, el sueño de los catalanes, ¿nos hace de verdad soñar?  Se nos machaca año tras año con la “convivencia”, cuando en realidad preferiríamos vivir en nuestra región, provincia, ciudad, aldea, salón, garaje, trastero. Bienvenidos a las Europa de las Naciones. La Europa de los trasteros".


Riss, director todavía vivo de Charlie Hebdo.

Pasar cuentas

Dos  voces indepes desencantadas y pidiendo cuentas.
Y mientras Puigdemont hablará hoy desde Gante.

Aquí y aquí.