Francesc de Carreras confunde deseo y realidad.
Aquí.
¿Dónde se ha visto que se dé por fallido un golpe de Estado antes incluso de que se intente?
Más en este caso, en que el fracaso del golpe forma parte de una campaña estatégica de marketing a medio plazo.
Los golpes triunfan o fracasan. Y a vece fracasan una primera vez pero alimentan la segunda o tercera intentona, que tiene más suerte.
Pero acierta en una cosa: no tienen (aún) mayoría social suficiente.
Eso es tan cierto como que no es indispensable para que triunfe un golpe o para que, fracasando el golpe, la puedan obtener para la vez siguiente.
El problema es fondo es que les falta un millón más de votos, grosso modo, para ir cómodos.
Contrariamente a lo que opinan los puristas que militan en contra del principio de realidad: cualquier movimiento centrífugo que tenga amplísimas mayorías sociales a su favor en un territorio dado está destinado a triunfar en países democráticos o semi. Porque intentar yugular esa pulsión con la ley o con la mera razón no bastarán nunca.
Sí que es un problema de número. Cómo no iba a serlo.
Y por eso conviene darle cauce político y llegado el caso poner urnas.
Si no, se corre el riesgo de que la realidad imponga la ley máxima, la de los hechos consumados.