martes, 29 de agosto de 2017

La soledad de Soledad

Aquí.

Voteu NO si us plau

Un potencial 50% es independentista y, siendo muy optimistas, un potencial 50% que no lo es. ¿Pero estos últimos bastan para parar a los indepes?
No.
Y ello por razones evidentes: los primeros gobiernan, los segundos no pintan nada o apenas en Cataluña.

Hoy Gabriel Tortella dice cosas interesantes sobre las causas del caso.
Pero luego dice esto:
“…déjenme explicar por qué la mayor víctima de este golpe antidemocrático sería el pueblo catalán. Es muy sencillo: pese a los 37 años de adoctrinamiento, hostigamiento y coacción a que los nacionalistas han sometido al pueblo catalán, no han conseguido convencer a más de un tercio de los ciudadanos, como se ha comprobado en repetidas elecciones y como se vio claramente en el referéndum ilegal e irregular del 9 de noviembre de 2014. Pues bien, el presente Gobierno de Cataluña, consciente de que ese tercio de electores es su techo, proclama que el voto de esta minoría le legitima para declarar la independencia, en un referéndum que, en el más favorable de los casos (para ellos), será un calco del de entonces, con su ausencia de garantías y su bajísimo nivel de participación. Naturalmente, si el referéndum del 1 de octubre tiene lugar, sólo votarán los partidarios de la independencia, como en 2014. La mayoría se abstiene porque tiene miedo a las represalias y a que el voto no sea secreto (no hay garantías en estos referéndums irregulares), y porque saben que su Estado, el Estado español, les ha abandonado, como viene haciendo desde hace muchos años, y como volvió a hacer en la manifestación del pasado sábado. Ya ha dicho Puigdemont que con una mayoría simple de votantes ellos se considerarán capacitados para declarar la independencia. De modo que con un tercio de los electores, y sin la mayoría parlamentaria que el propio Estatuto catalán exige para su modificación, esta Generalitat golpista pretende legitimar su insurrección. Y el pueblo catalán, a callar, como viene haciendo desde hace muchos años.”

...
Pero se equivoca con los números.
Parece mentira que alguien lúcido, como Tortella, pueda hacer estos cálculos y hablar de un tercio, confundiendo churras con churros.
Veamos, datos wikipédicos: en las elecciones autonómica de 2015, Junts pel Sí obtuvo el 39,59% de los votos (con menos porcentaje hay partidos que gobiernan en solitario en muchos países), a los que hay que sumar el 8,21% de votos de la CUP. 
Los partidos inequívocamente independentistas suman pues 47,80% votos, y 72 escaños, mayoría absolutísima (68 escaños). En votos directos, 1 662 000 + 337 000, es decir: 1 999 000.
¿47,8% del censo que votó es un tercio, señor Tortella?

A estos casi dos millones, se podrían sumar, a los efectos de querer un referéndum sececionista, los votos que obtuvieron Colau y los suyos, 367 000 (8,94%).
Es decir, que por lo bajo quieren un referéndum secesionista más del 56%. 
¿Es eso un tercio, señor Tortella?
Pero si vamos al 9-N de 2014, veremos que votó el 37,2% de un censo hiper ampliado en que votaban menores de edad y extranjeros (2 300 000 votaron) y en favor del SI-SI, más del 80%, es decir: 1 832 000 (cercano a la cifra de 199 000 votos indes de las autonómicas de 2015).
Sobre un censo normal y no hiper ampliado, el porcentaje de SI-SI habría sido superior.
Veámoslo.
Cojamos el proceso electoral más reciente, elecciones generales de 2016, y su participación en Cataluña:  65,61% y 3 486 069 votos emitidos (aquí).
Es decir que si repitieran los fieles voto del 9-N con una participación de junio de 2016, ¡¡alcanzarían el 52,5% de los votos, mayoría absoluta!!, 

¿Es eso un tercio, ¿señor Tortella?

Declinado de otra manera: si el 9-N hubiera sido convocado con un censo normal (unos 5 300 000 electores, esto es sin esos menores y extranjeros postizos), los 1 832 000 del SÍ-SÍ habrían representado más de la mitad (52%) de los votos emitidos con una participación en torno al 65 % (3 490 000 votos emitidos).

Así pues,  el tercio ficticio al que se agarra Tortella es error y de bulto: esos casi dos millones de votos independentistas (o dos y medio de referendarios con los de Colau) no son un tercio más que respecto a un censo muy teórico que incluye un altísimo porcentaje de abstencionistas estructurales, y electores postizos (menores y extranjeros) que no votan en las generales ni autonómicas.

 Y si volvemos a datos de las dos elecciones generales de diciembre de 2015 y junio de 2016 (al no estar la CUP muchos votos van a Colau), veremos que sigue existiendo un 56% de votantes partidarios del referéndum, qe optan por partidos indepes o por los de Colau.
¿De qué tercio habla usted, señor Tortella?
Y en el otro lado, ¿quién está?
C’s, PSC y PPC. Ellos sí son un tercio. Pero me temo que de Flandes.

... 
Por eso,hasta la CUP llama a votar NO. Para hacer subir el porcentaje de participación cerca del 50%. Pues de la victoria del SÍ no duda nadie.

Una vez alcanzada la barrera del 50% de participación, que es un paso previo para recabar reconocimiento internacional, el SÍ a la independencia está garantizado: cuanto más se acerque la participación al 50% más clara será la victoria. 
Pero, paradójicamente, los indepes prefieren ganar con un 52% y una participación del 65%, que ganar más holgadamente con participaciones inferiores al 60% o al 55%.
Y como son conscientes de que la mayoría de los contrarios a la independencia no irá a votar en una consulta ilegal, saben que tienen la victoria asegurada, pero necesitan que muchos contrarios a la independencia voten NO. 
Ahora sólo obran para que la participación supere un poco la del 9-N.
Casi solo esa participación se alcanzaría un 43%.
Están a 7 u 8 puntos del 50%, quórum internacional.
De ahí que hasta llamen a votar NO y que la campaña será llamando a votar y no en favor del SÍ.


Sin bajarse del autocar

El consejero de Interior por accidente (él quería ser alcalde convergente) siempre ha sido un tipo sin doblez: piensa lo que dice y dice lo que piensa.

Aquí.

Hace años le partió el brazo la policía en Barcelona en una protesta local contra España: nunca se le vio más contento que con la escayola, que enarbolaba a modo de trofeo.

Por eso no resulta extraño que sea sobre él y no otro sobre otro sobre quien recaiga casi todo el peso político (y casi fáctico) de la consulta ilegal del 1 de octubre: si Trapero cumple sus órdenes, la consulta se celebrará contra viento y marea y resoluciones judiciales.


Sólo atendería la orden de dar marcha atrás del propio Puigdemont, cosa harto improbable, pues éste ha quemado las naves y es ya otra tête brulée.

...
Y ERC cada día está más fuerte, sin bajarse el autocar.