Jorge de Esteban reflexionando el día antes acerca del día después.
Aquí.
La clave, es triste pero es así, el 30 por ciento de indecisos, que lo mismo te dicen una cosa que te dicen otra y que toman la decisión en el último minuto.
Si el asesinato de la simpatiquísima diputada laborista a manos de un secesionista no logró incidir en la franja de los indecisos en el Reino Unido, en el Reino
de las Españas puede pasar de todo mañana:
desde que el PP recupere gran parte del voto que se fue a C's en concepto de voto útil y se acerque a los 140 o 150 escaños, hasta que no haya
sorpasso por la izquierda
en escaños pero sí en votos, y PSOE con Podemos sumen una mayoría absoluta que obligaría moralmente a los socialistas a entrar en este nuevo Frente Popular.
O que los nacionalistas vascos y catalanes suban inesperadamente por el efecto contagio del Brexit en detrimento de Podemos en esos dos enclaves que se viven como tales.
El referéndum británico convocó al 72,2% de los votantes y se considera una cifra altísima de participación.
En España puede pasar de todo, y más si la participación supera incluso la del 20-D, que ya fue alta, del 73,2%.
Nada indica que la participación sea baja, por mucho hartazgo que pueda sentir el electorado: el hartazgo es también un motivo para ir a votar y evitar que se repita el bloqueo anterior.
Los sondeos no sirven de gran cosa cuando la franja de indecisos del 30%.