jueves, 3 de noviembre de 2016

Previsible y disparatado

Rajoy es Rajoy es Rajoy.
Tenemos gobierno con su cupo de disparates: algunos nuevos ministros y ministras (salvo Dastis, qué alivio), no tienen ni puta idea del negociado adjudicado.

Y en Cultura ya cubriéndose de gloria por adelantado con el Premio Nacional de Traducción.
Aquí.

Que no indemnicen al carmelita damnificado sólo hace que añadir vergüenza al oprobio.

Gabilondo

Hay enorme expectativa acerca del ministerio más político de todos: el de cultura (que probablemente irá en tándem con educación, algo que ocurre en los países en que flojean ambas)
Alonso estudió filología (algo es algo) y no sería la peor opción, a falta de un independiente, como a Gabilondo, a quien realmente le importase la cultura y la impusiera como prioridad máxima del Gobierno (y que estuvo a dos dedos de lograr un pacto inédito por la educación).
Eso sí sería un milagro y la prueba de que lo del cambio dentro del no cambio iba en serio.
Pero Rajoy es un señor muy previsible, su mejor defecto.


La paradoja lozana

Hay tan poca expectativa real por el nuevo Gobierno (que será inevitablemente a imagen y semejanza de su jefe, pues quién se cree que Rajoy dejará de ser Rajoy, el político más previsible del mundo: su mejor defecto) como por el nuevo Parlamento, que, por fin, empezará a ejercer como tal.

Irene Lozano plantea aquí una serie de interesantes reformas en el reglamente de la Cámara para que ésta se convierta en lo que no es: el corazón de la vida política.

Que alguien como ella, que en su trayectoria política dio sobradas muestras de sectarismo y maniobrerismo, abogue ahora por instaurar procedimientos parlamentarios que huyen del ventajismo partidista me lleva a la siguiente conclusión, algo herética respecto de mi línea habitual: son las personas y no los procedimientos lo que realmente cuenta en política.

Buenos políticos con malos procedimientos darán mejor resultado que la viceversa.

Lo cual no es óbice para que proceda pedir buenos procedimientos y soñar con buenos políticos.




Paisà

Ya hemos llegado adonde íbamos.
Los premios nacionales del pequeño país.
Aquí.

Los viejos atletas del comunismo sexual

Del Pozo sacando petróleo lírico del idem.
Aquí.
El problema de ese petróleo es que no es combustible de ley ni es poesía buena.