Pedro Sánchez, después de impedir que Podemos tuviera representación en la mesa del Senado y ante el lógico cabreo de Iglesias y afines que le dicen que "no le ajuntan", sigue pidiendo un argo, y ello tanto à droite como à gauche. Por pedir que no quede.
Recuerda un poco, más que nada por las fechas, al gorrino de San Antón, tradición de mucho abolengo.
A ver cuánto tiempo anda suelto con el cascabel al cuello de sitio en sitio.
Y a ver si evitar acabar como él.