Albert Rivera, en vísperas de ir a ver al rey, ha sido el más valiente y el más al quite. Viene a decir: procede encarar los hechos, que reflejan la historia de un fracaso negociador flagrante. No lo hemos sabido hacer mejor, los vetos cruzados se han impuesto, demos los Grandes Líderes un paso al lado...
Que venga pues un independiente de consenso (a montar un gobierno a palos).
Aquí.
Su propuesta es que los líderes de los tres partidos constitucionalistas encajen en carne propia la incapacidad de investir a un gobierno y se pongan de acuerdo en que un gabinete de concentración encabezado por un independiente y formado con gentes y técnicos del espectro PP PSOE y C's . Un proyecto que fuera conllevable por un número suficiente de diputados, en primera o segunda vuelta, en torno a un programa de mínimos, asuntos corrientitos y una legislatura corta para reformar la Constitución pero sólo en lo que sea de consenso. Luego, referéndum de la reconciliación. Y Cataluña ante su dilema: aprobar o no la nueva Constitución.
Y en un par de años nuevas elecciones.
Lástima no haber coronado la brillante propuesta con una lista abierta de algunos nombres au-dessus de la mêlée.
A ver si el Borbón recoge el guante, y mete el gol a puerta vacía gracias a la asistencia de oro que le ha brindado hoy Rivera. Dos palabras suyas bastarían: un nombre y un apellido de consenso, un "formador" de gobierno.
Y a ver el guapo que le afea al rey ese nombre.
Los partidos se tendrían que morder la lengua al ver la enorme aceptación que la iniciativa tendría entre la ciudadanía.
Pero ya han salido raudos los voceros del PP y PSOE ha abuchear la propuesta. Hablan de tecnocracia peyorativamente, de "mariomontismo": cuando eso es más bien un piropo. O de que Rivera sea el primero en retirarse, a ver si tiene valor.
Y es que han entendido que Rivera no sólo ha dado en la diana, sino que ese gobierno de independientes sería una gobierno con la filosofía de Ciudadanos, de centro, reformista, europeísta, y la mejor plataforma de los naranjas de cara a la siguientes elecciones.
Sólo Podemos ha sabido leer la propuesta de Rivera entendiendo que hoy que toca darla por buena: la idea es válida, alegan, pero no a lo Monti: el formador ha de ser aceptable también por parte de ellos. No son tontos ni nada. Y cómo se agarran al terreno.