Cervera pide, de momento sólo pide, que la hija del rey renuncie a su condado, por "anacrónico y desfasado".
No ha mucho, la prensa oficialista ya demostraba que Cervera no fue la Universidad borbónica por excelencia que dicen que dicen que igual fue. Pura imitación.
Bing Crosby no es Beethoven y la Condesa de Cervera no quiere ser borbónica y, por tanto, no puede ser la hija de Felipe VI.
Lógico.
Cervantes era de Vic. El otro, el del Quijote, era un doble.
Y bla.
Yo, que no soy monárquico, me planteo hacerme si sigue todo este delirio. Para llevarles la contra nomás.
Mientras tanto en Roma, perdón, en Barcelona, Puigdemont, el verdadero, no el imitador, pide neutralidad exquisita al rey en el tema secesionista. Y lo hace en un restaurante acompañado de Artur Mas y de un periodista ¿o un camarero disfrazado?; ya se sabe que tres son legión.
Cuando imitadores e imitados son intercambiables, es que algo no acaba de rular.