domingo, 31 de enero de 2016

Negacionistas y la esposa de Gifreu

En su hoja dominikal con k, Arcadi Espada hace un tonificante sermón laico, dánosle hoy.
Como pieza formal, es enmarcable. Morcilla ruanesca incluida. Y debería estudiarse en las facultades y escuelas de periodismo.
Su tesis es tan atractiva como optimista: el colaboracionismo de la prensa catalana se debería a un problema de articulación, formación, convicción. Algo deontológico, casi.
La prueba de cargo sería la entrevista a un asesino de Terra Lliure al que dejaron salir vivo del plató los periodista oficialistas.

Yo creo que el problema es de otra índole: no es que sea mala, deficiente técnicamente, la prensa catalana oficialista (o no más que la no catalana), sino que su deficiencia es de índole moral.
Es negacionista (de la verdad, del sentido común, del pasado).

Como la prensa nazi no era nazi por ser de baja calidad sino por carecer de ética, porque para ella "el fin justificaba los medios", cuando todo demócrata sabe que "el fin no debe justificar los medios", porque entonces serán "los medios los que se convertirán en los fines".
Seguro que había buenos periodistas en las filas y simpatizantes de Junts pel Reich.

Y, ojo, que una semejanza de relaciones son es un relación de semejanza.

El fondo del asunto es que en una esquina del cuadrilátero tenemos a los seguidores de Junts pel Sí & afines  (= Juntos a por todas), embriagados por el flabiol de Hamelín, fascinados, enamorados de un  Príncipe Azul, un futuro de mentira, cuando como decía Céline del amor, "es el infinito al alcance de un caniche". Pobres ilusos, el día que vean al sapo de cerca.  Todo esto tiene ribetes de cuento de hadas a lo Tim Burton, que esconde xenofobia y complejos varios; pero en la otra esquina, donde debería oralizarse un relato realista, no hay ni un asomo de Junts pel No (= No a la mentira y al delirio independentista), sino, en orden disperso, gentes que a duras penas aspiran como mucho en la vida a no encontrarse con la esposa de Josep Gifreu en la escalera, el ascensor, la calle o en una tienda haciendo cola en la caja.

Y, claro, así las cosas, no hay color.


Un rayito de esperanza: hoy tres mil y pico valientes han salido a la plaza de San Jaime sin importarles que la esposa de Gifreu, siempre al visillo, chafardee....