Sánchez va a tener, al final, el embarras du choix.
Y no sólo porque a ello apunte Luís María Anson hoy en su Canela fina.
En efecto, tanto tiene al alcance de su mano un pacto con Podemos y afines más la complicidad de los abstencio-independentistas, como tiene a tiro que Ciudadanos convenza al PP de que se abstenga, como un mal menor, para que PSOE y C'S y alguna propina puedan conformar un mayoría de gobierno, con una hoja de ruta pactada entre los tres, tal vez con un calendario de legislatura acortada.
Es una situación envidiable para Pedro Sánchez, quién lo diría.
El Comité Federal del PSOE también tendrá que decir algo al respecto, y favorecer una u otra opción, pues no son en nada equivalentes.
Llama la atención que cuando se habla tanto de ingobernabilidad no se contemplen estas dos opciones de lo más plausibles.
Porque nuevas elecciones no las quiere nadie, salvo... Podemos.
El PP porque podría a Rajoy en un brete, con unas perspectivas de crecer un poquito o quedarse igual en torno a 120 diputados 10 arriba, 10 abajo. Y sería el funeral de Rajoy y su salida de la política, mientras que si el PP se abstiene y deja gobernar en un falso tripartito constitucionalista, Rajoy podría seguir un par de años tutelando la transición dentro de su partido.
C's porque tanto podría ganar 10 diputados como perderlos, pero incluso ganándolos, no sería una opción de Gobierno y seguiría siendo la cuarta fuerza política en esa horquilla de 30-50 diputados.
Y el PSOE, que tiene 90 diputados, podría como mucho mantenerse en esa cota o perder probablemente un docena de diputados, y perder la segunda plaza. Y Sánchez debería irse a su casa.
En cambio, Podemos mejoraría sus 69 escaños, y podría superar al PSOE, en el famoso sorpasso, de difícil reversibilidad para el PSOE.
Así las cosas, todo apunta a que habrá Gobierno en las próximas semanas, pero la incógnita es con quién gobernará el PSOE.
Quién lo iba a decir. Con el pero resultado de la Historia par el PSOE.
El tuerto, rey.