Esta mañana, en los "ejercicios impuestos" por la JEC, le ha tocado a Pablo Iglesias una entrevista de guante blanco por parte de María Casado en Los Desayunos de TVE.
De no saber quién es Iglesias y Podemos, es decir, si hubiera hecho abstracción de lo que sé; si hubiera mirado con ojos vírgenes y escuchado con oídos nuevos, llegaría a la siguiente conclusión:
este chico candidato es un socialdemócrata del ala moderada tirando a muy moderada: su programa consistente en blindar derechos sociales en la Constitución, instaurar una Justicia independiente, introducir mecanismos en la CE contra la corrupción sistémica y las puertas giratorias, modificar la ley electoral para que sea más proporcional, someter a moción de confianza la gestión del Gobierno a media legislatura y someter a consulta toda modificación del modelo territorial es un programa, se mire por donde se mire, bastante moderado, reformista y hasta bastante razonable. Lo más alejado en todo caso, del radicalismo que se le supone a Podemos, por no hablar del planteamiento antisistema, totalitarista, aislacionista que muchos achacan al partido podemita.
La camisa low cost de Iglesias, la ausencia de ortodoncia en la adolescencia (esos dientes ligeramente torcidos de lobito bueno), el tono de voz cercano y relajado, todo ello se conjura para que el candidato de esta mañana apareciese como un joven político voluntarista, fresco y con una gran futuro por delante.
Ahora, decía Churchill que había que desconfiar sobre todo de las ovejas con piel de .... ¡¡¡oveja!!!