miércoles, 16 de diciembre de 2015

El puñetazo de la victoria

El puñetazo a Rajoy es lo más importante, más que el atentado de la ETA a Aznar en su día en los años de plomo (porque no era aún Presidente ni fue en campaña), no solo de la campaña, sino de lo ocurrido en España en todo el año, y dará la vuelta al mundo. La mejor campaña de marketing imaginable.  Obama, Merkel, Banki Mun, Hollande, titirimundi lo va a llamar y a apoyar.
"En España, el que resiste gana", dijo Cela, y lo podría haber dicho Rajoy; y, por tanto, ganará el gobierno. El hombre, el desvalimiento del hombre maduro, tras el golpe, y su rearme, sin aspavientos, volviendo a la campaña, a la vida normal, magullado, sin anteojos, como si nada, o casi, son la mejor cara que puede dar Rajoy y este upper cut limpia con creces todo el chapapote que le arrojó a la cara la otra noche Sánchez.
Y le puede dar un millón o dos de votos de los indecisos...
Este puñetazo es como si se lo hubiera dado Sánchez, y si se me apura, oblicuamente también los otros dos candidatos under 45.
Sin gafas, es decir casi desnudo, Rajoy esta noche encarna el triunfo de la civilización frente a la barbarie, el triunfo de la vieja política frente a la nueva, frente a las mareas emergentes. El elemento nacionalista o ultra del menor agresor,  15 primaveras, por mucho que se quiera destacar, será irrelevante.
Sánchez le dijo a la cara el otro día a Rajoy lo que piensan millones de españoles.
¿Era de temer que del insulto de podría pasar a la agresión? En violencia de género, hostigar verbalmente equivale a acto violento equiparable a agresión...
¿Amparaba moralmente a Sánchez en sus improperios el fumus boni iuris de que Rajoy está pringado en la corrupción?
Sea como fuere, esta tarde, un descerebrado le ha hecho a Rajoy lo que alguna gente querría hacerle; pero el pueblo español no es violento, jamás clamó venganza contra el terrorismo; y en su mansedumbre, que es la de Rajoy, premiará al encajador, al agredido, al padre pegado por el hijo. A los padres no hay que pegarlos nunca; y esto de hoy ha sido aún peor y más feo que hacerlo con un calcetín.