En Cataluña, de los resultados se pueden extraer algunas conclusiones:
Al no estar en liza la CUP, no se pueden comparar las fuerzas independentistas del 27-S con las del 20-D. Sin embargo, la victoria de Podem hace que se mantenga la suma de fuerzas por el derecho a decidir ser República independiente, sumadas a una fuerza que solo ve en el referéndum la salida al atolladero.
Es decir, los favorables a un referéndum secesionista en un plazo rápido, entre un año y un año y medio, siguen acercándose al 56 % de los votos expresados.
El 47,8% indepe del 27-S más el 8,9% de Catalunya sí que es pot daba un 57%. Hoy, si bien ERC y DiL suman solo un 31% aproximado, si le sumamos a esto los 24,5% de Podem, llegamos casi al 56%.
En resumen: el independentismo o los partidarios de un referéndum no salen derrotado.
Además, C's sufre un malísimo resultado en Cataluña: penúltima fuerza en votos, y última empatada en escaños con el farolillo rojo: el PP. Difícilmente Inés Arrimadas podrá liderar la oposición al soberanismo con estos resultados de hoy: C's ha perdido 250 mil votos en Cataluña en pocas semanas, un tercio de los apoyos obtenidos el 27-S. Y no parece achacable a la actuación de Arrimadas.
Podem da la sorpresa, fagocitando los votos de la CUP, y aún sumando 300 000 votos más. El éxito se lo llevan a partes iguales Colau e Iglesias.
Ex Convergència sigue en su particular tobogán, perdiendo apoyos poquito a poco, pero resistiéndose al batacazo final.
ERC se convierte en el primer partido independentista, y Oriol Junqueras se perfila como el hombre fuerte en los próximos tiempos.
El PSC repunta ligeramente, así como el PP, pero sin dejar de ser irrelevantes.
Con este panorama en Cataluña, lo lógico es que la CUP no le tire dos sandalias salvavidas a Artur Mas, sino que prefiera encumbrar a Romeva o a Junqueras como presidente. Y los hombres de Mas tendrán complicado esta vez seguir con su "o Mas o nada", porque unas nuevas elecciones en Cataluña no harían más que seguir desgatando a Ex Convergència.
Si el panorama español está oscuro, el catalán no lo está menos. España se parece cada vez a Portugal, y Cataluña a Bélgica.