El rey no quiere organizar nuevas consultas en Zarzuela, para dejar así a los partidos que se entiendan entre sí.
Aquí.
Es decir, que se ha adaptado pues perfectamente al ambiente y, lo peor, a un sistema abocado a la nada o a la repetición de elecciones.
Nada en la Constitución impide que el monarca convoque a los líderes en reuniones conjuntas, con dos o tres o cuatro líderes.
Nada en la Constitución impide que el monarca nombre a un formador de Gobierno que no sea un líder de partido. Incluso a alguien que no haya sido votado en la urnas.
Teme que lo acusen de borbonear; pero eso no sería borbonear sino actuar conforme a la ley y al papel moderador que le corresponde a la Corona.
Pero no hay más mudo que quien no quiere hablar.