Nunca se sabrá cuánto ha influido el histórico Brexit en los resultados de ayer ( si tiene que ver con 700 mil votos más para el PP); tampoco qué habría ocurrido con una participación más alta que la peor de la historia (un millón largo de votos menos a Unidos Podemos que en diciembre).
Las encuestas ya se ha visto que no son fiables (las a pie de urna o llamadas "israelitas" son especialmente crueles, pues demuestran que mucha gente recién votada miente, o bien que están mal hechas, o ambas cosas; y, por tanto, deberían suprimirse: ¿qué se gana con intentar saber una hora y media antes los resultados que se sabrán al cabo de una hora y media después? Y más si encima te equivocas, ni te cuento...), así que sólo queda la foto finish de las elecciones.
No sólo no sabremos que habría pasado sin el Brexit, sino que hoy mismo el electorado votaría probablemente distinto si conociera los resultados de ayer, que no satisfacen a mucha gente.
Más aún: ¿cuántos se habrán arrepentido de no ir a votar de entre el 30 y pico por ciento de abstencionistas, por ejemplo?
Ahora les toca a los políticos leer los resultados.
Con los precedentes que tenemos y el déficit de comprensión lectora de que han hecho gala es como para ponerse a temblar.