Sadomaso.
No hay sádico sin masoquista.
Sigue el sádico goteo de conversaciones empatizadoras del antifrau con el ministro del interior en octubre de 2014, en vísperas de la consulta ilegal en Cataluña.
Parece que está claro que el antifrau se dedicaba básicamente a conspirar por cuenta del ministro, en favor de los que él considera "los buenos".
Ahora, no se puede descartar que a los demás, a "los malos", también les dijera que los buenos eran ellos, los malos; y viceversa.
Aquí rajando de Trias, con una información que parece una trola pero que El Mundo dio incomprensiblemente por buena... hasta hace unos días.
La grabación deja meridiana y auditivamente claro (para quien haya trabajado con micrófonos) que quien graba es el antifrau: no sólo basta con oír el roce de las páginas, que llegan a tocar el micrófono, sino que es obvia la proximidad del ruido de los pestillos de la cartera. Es el antifrau y su micrófono los que se acercan al maletín y a las páginas de los informes que De Alfonso le quiere mostrar al ministro ("para que te entretengas, ministro").
En el despacho del ministro no había un micrófono esperando a nadie; el micro lo entró el antifrau.
Aclarado esto sólo cabe una duda: ¿el micro lo accionó el antifrau queriendo; o fue accionado a distancia el dispositivo convertido previamente en un zombie sin que el antifrau supiese nada?
Hum, si el micro era un móvil convertido en zombie, se corría el riesgo de que el antifrau apagara el teléfono (como declaró en el Parlament que solía hacer); más probable sería que el micro lo accionase el antifrau antes de entrar en del despacho. Probable, ojo.
Si fuera así, ¿por qué grabó el antifrau estas conversaciones (¿tal vez lo hacía con todas las conversaciones que mantenía con gente relevante? ¿Lo hacía por sistema para luego rellenar mejor su fichas? En su comparecencia parlamentaria de anteayer, cuando fue objeto de críticas acerbas, habló mucho, ¿freudianamente?, de sus fichas... ¿sus armas arrojadizas?. Le pega al tipo, por cómo se mostró durante el trámite de control parlamentario: seguro, arrogante, justiciero, zaratrústico... pero al mismo tiempo victimista, falsamente humilde, doliente, crístico.
En todo caso las grabaciones han llegado al diario Público. Y su contenido es grave. Si no probablemente delictivo en todos sus extremos respecto al ministro (en cambio el antifrau incurre en clara prevaricación al montar dossiers para ciertos grupos políticos), sí son la prueba de un clima de putrefacción moral que convierte a ambos interlocutores en dos malandrines de la Democracia.
Si además Rajoy, como dice el ministro en uno de los audios, era puesto al corriente de toda esta basura y la consentía, se convertiría en cooperador necesario de esta trama conspiratoria más propia de Venezuela o Rusia que de una democracia occidental aseadita.
En todo caso, mañana le toca al votante español y, sobre todo al de Barcelona, reflexionar durante toda la jornada sobre si quiere votar como cabeza de lista al señor Fernández.
El voto como el miedo, es libre, y muchos se dirán que Fernández es un hidepu pero que es nuestro hidepu.
Allá cada cual.
Pero por favor no dejemos que nadie nos diga que hay que matar al mensajero, por muy criticable que sea (o no) la línea editorial del diario Público.