"Los vascos tenemos mucho que aprender del procés", dice Otegi en el Parlament, donde ha sido recibido como un Mandela con boina.
Aquí.
Y añade que "le desmoraliza" el PNV, con lo bien que lo ha hecho Convergència (y los cuarenta pujoles).
El procés como modelo de reto al estado de Derecho y encima quedando cool y buen rollo.
El procés que obtiene por métodos pacifistas lo que otros porfiaron por alcanzar y debiendo mancharse además para ello con la sangre de unos cientos de maquetos. Ecs.
El único proceso que merece Otegi es el que le inhabilite de por vida para ser cargo electo, hoy como mañana.
¿Dónde está la ley que impida que un terrorista como Otegi pueda ser el lehendakari también de las víctimas?
La mayoría absoluta del PP sólo sirvió durante cuatro años para dejar que el país se fuera postrando poco a poco hasta llegar adonde ya ha llegado (le ha costado sólo 4 millones de votos): una degradación moral que puede encumbrar en la Moncloa a un Pablo Iglesias o a un Sánchez con respiración asistida de Podemos.
Una víctima de ETA dice su dolorida indignación: aquí.
Seguro que como a Forcadell, Colau y Puigdemont, a los évoles de la vida tampoco les interesa el careo víctima/ verdugo. Se equivocan los évoles en términos de share, porque la verdad tiene su público; menor, pero público al cabo.
Alguien dejó dicho: "Solo hay un ser más despreciable que el verdugo, y éste es su ayudante."
Pero del lado socialista y catalán (socialista y catalán, pronto esa combinación será un mero recuerdo) lado que no es precisamente un dechado de virtudes, la indiferencia contextual del que mira para otro lado: Batet y su indiferencia mineral y chulesca que sabe a agua de grifo de Barcelona. Puaj.
Aquí.
¿Pero qué demonios hace el filósofo Manuel Cruz, escudero y valedor intelectual de esta mujer, indiferente en lo moral, romo en lo intelectual y equidistante en lo político?