miércoles, 30 de marzo de 2016

El que pierde gana

Al fin y al cabo, a todos los partidos de España sólo les une una cosa: acabar con Rajoy. No con el PP, sino con Rajoy. Su líder.
Y hasta en ello están los Aznar, Aguirre y otros disidentes internos del PP.

En un país tan poco acostumbrado a las finuras negociadoras, ese pegamento anti-Rajoy es, quizá, el único que tal vez pueda adherir un poco y lograr pactos contranatura cuando suene la campana.

Es curioso sin embargo que todos quieran acabar con Rajoy, que si bien ha cometido graves errores en materia de corrupción y de comunicación, y en no reformar la ley electoral, también ha tenido indudables aciertos (en la gestión de la economía y, según y cómo, en la crisis catalana, haciéndose el muerto y dejando de fabricar independentistas al menos desde hace meses); el partido aún cuenta con el respaldo de 7 millones y pico de votos, primer partido en el Congreso, y mayoría absoluta de bloqueo (¡eso es muy importante!) en el Senado.
Y ninguna encuesta de da menos que eso. Seguir siendo el primer partido y tener la mayoría absoluta de bloqueo en el Senado es una buena base, que muchos quisieran para sí.
A Rajoy lo detestan por sus aciertos, casi se diría...


Los minués de hoy y presumiblemente de las próximas semanas, en torno a la cabeza cortada de Rajoy en una bandejita de plata, son más en el fondo unos zafios gestos preelectorales que otra cosa, a la espera de una encuesta con pies y cabeza que ponga a cada cual en su sitio.

Aquí. y acá.

Sólo el vértigo del PSOE de verse como tercera fuerza, o la lucidez de C's de que no ganará los nuevos escaños que le vaticinan las encuestas, podrían provocar soluciones imaginativas a la valenciana o a lo que se pille.
Podemos se puede permitir el lujo de ir a las elecciones con ilusión por el trasvase del millón de votos de IU que lo van a colocar como segunda fuerza estatal, como "la" oposición, tal vez durante muchos años.


Tal vez sea el PP al único partido al que, en unas nuevas elecciones, le toquen mejores cartas que jugar con vistas a gobernar (Podemos logrará muy probablemente el sorpasso al PSOE, pero eso no le hará gobernar ni ahora ni tampoco luego, afianzando al PP o a un pacto PP y C's), desmintiendo la especie de que el inmovilismo de Rajoy habrá sido la perdición de su partido.

No, la perdición de todos los demás es que Rajoy sea el mal menor, la única opción de estabilidad para este país. Y ello demuestra, sobre todo,  lo mal que están los demás. Y, por ende, el país.