A vueltas con la encuesta prohibida, que tiene el morbo de todo lo prohibido (para que el nene coma lentejas, la estrategia es decir que solo las comen los mayores, o bien que son muy caras; antes era infalible, pero hoy en día la respuesta del nene puede ser que te metas las lentejas por donde te quepan).
Al margen de trackings, ponderaciones, estimaciones, horquillas alta, baja o medipensionista y otras coc(h)inerías internas, las encuestas se pueden reducir a unas rayas de colores dibujadas en el par de abcisas y ordenadas; abscisas, las fechas; ordenadas, los porcentajes de voto. En el fondo, es algo relativamente sencillo, más incluso que preparar un buen plato de lentejas, y como éstas, o las tomas o... las dejas... estirar, esto es: prolongas las rayas de colores hasta el día 20 de diciembre siguiendo su perfil natural. Como haría un niño. Y ya se sabe la relación que el saber popular establece entre la verdad y los niños (y los locos).
Si lo hace el amable (e)lector, esto lo de estirar las rayas, constatará que la azulona y pepera, estable en su recta final, se quedaría en torno a ese 25 % de votos el 20-D.
La rojona y socialista, ligeramente descendiente, quedaría por debajo del 20%.
La naranjona ciudadana, marcadamente descendente, moriría en un mardito roedore: 13%.
Y la podemita violetona... marcadamente ascendente, alcanzaría el 22%, dándole a la formación emergente tanto la segunda plaza como el honor a Pablo Iglesias de ser, al menos técnicamente y mientras duren los pactos postparto, el lord jefe de la oposición.
La derivada de tal foto finish sería que PP con C's sumarían 38% de los votos, y que Podemos con PSOE, un 41%. En total los cuatro partidos rondarían 80%, y todos las demás listas congregarían el 20% restante, cosa que no parece del todo razonable, pues se supone que han de sumar algo menos.
Pero igual de irrazonable es si se agregan las estimaciones del gráfico andorrano actual: veremos que éstas suman más del 100%, lo cual es una aberración matemática, pero bueno. Apliquémosle pues a los guarismos infantiles un factor corrector negativo ponderado que iguale, proporcionalmente, todas las estimaciones a la baja, para que el sumando de todos los factores dé el 100% canónico de la estimación que acabo de hacer. Si todo esto que digo fuera más o menos posible, que lo es, o probable, que igual sí, o que muy plausible, que está por ver, entonces el papel de los IU, ERC, Bildu, Democràcia i Llibertat (mejor se habrían llamado los convergentes Llibertat...via Amnistía) podría llegar a ser determinante para la conformación de un Gobierno de "izquierdas izquierdistas" Podemos-PSOE. O no, y se podría dar la aparente paradoja de que el PNV y el nuevo avatar de "Convergència sense Unió" hicieran lo posible (vulgo: abstenerse) para que el PP gobernase con la muleta ciudadana, por aquello tan cierto como inconfesable de que "cuanto peor, mejor", y por lo de la fábrica de independentistas "no vaya a ser que eche el cierre y el invento se nos j...."
Lo peor para el independentismo irredento, lo que echaría por tierra todo el argumentario victimista del que se alimenta la serpiente desde antes aun de ser huevo, sería que en Madrid mandaran dos catalanes, un Rivera de Presidente o una Chacón de Vicepresidenta, en un tándem de centro izquierda liberal PSOE-C's, pero eso, ay, no ocurirrá.