El auto que llevó a prisión a los consellers desleales. Pasen y lean: aquí.
XVF recuerda en El País que Estrasburgo, como Teruel, existe, y que el Supremo puede acabar desautorizando a Lamela y sus prisas, y a través de ello al fiscal, y a su jefe, y al jefe de su jefe, y al jefe de éste.
Aquí.
El fiscal general rebotado-reprobado (por el Parlamento) Maza se permite glosar en teles y radios a Lamela cuando los fiscales de ley solo deben hablar en sus escritos.
Que esto es un juicio politizado no puede escapársele a nadie.
La batalla pro Constitución no se gana en los tribunales sino en la urnas, es decir en los relatos que las alimentan. De momento el relato constitucionalista es, como poco, esquizoide: le "encanta" que se presenten los sediciosos, que van en cabeza en las encuestas, y por el otro lado aplaude las prisiones preventivas de los futuros candidatos. Fiarlo todo a que el voto indepe haya tocado techo suena a wishful thinking y, sobre todo, es desconocer que el victimismo es el hábitat natural del independenciero y no ver los efectos colaterales: el alcalde de la tercera ciudad catalana ha dimitido y roto su carné del PSC. Y esto sin contar con el factor Colau...
Al independentismo, a su vez, le está saliendo todo de fábula cuando juega a la contra, desde el atentado yihadista, que convirtió en un acto de propaganda, pasando por el aporreado 1-0, los Jordis Cristos en prisión y, ayer, con más de medio govern martirizado a la sombra y "un president al exili" a lo Puigdegaulle en el país lejano.
En Europa, Charles Michel ha de sujetar a sus ministros y en Dublín ya ondea la estelada.
Y Tajani, Juncker y Tusk quietos callados, pero ya abucheados.
Aquí.