Votar no es pecado, dice Ramoneda, Josep, desde su púlpito.
E insta a negociar al Gobierno con los que quieren imponer su voluntad.
Aquí.
Como si el llamar al diálogo presupusiera que quieren dialogar algo que no sea lo que quieren no dialogar.
Votar no es pecado, pero impedir que los demás voten tal vez sí, hermano Josep.