La amarga verdad: más que ganar Trump (el oponente má favorable de todos los republicanos para ella, pues la blanqueaba en muchas de sus trapisondas y la presentaba como el mal menor) ha perdido Clinton, a la que muchos de los que votaron a Obama en su día le han dado la espalda. En parte por darle la espalda a ella y en parte porque querían darle la espalda a Obama también y... vete a saber si no también a Bill retrospectivamente.
Sorprende que Clinton no haya hecho la menor autocrítica. Bueno, en realidad no sorprende su ensoberbecimiento.
La socialdemocracia sale una vez más sonada de una contienda electoral; en Francia se producirá la nueva caída a la lona en breve, sin candidato frente a la trumpista Le Pen en la segunda y decisiva vuelta.
Pronto no habrá socialdemócrata al mando en ningún lugar significativo de Occidente.