La CUP, que ha usucapido la capuchinada todos estos años sin pedir permiso a pare Jordi (Llimona), hoy sale del armario y se revela como Terra Lliure, deseando que el Estado use la fuerza bruta para reprimir un referéndum unilateral. Es el cuanto peor mejor típico de todo proceso revolucionario.
Aquí.
La monja Forcades, sin toros que la embistan y reaparecida, dice que poco importa la participación en el susodicho referéndum.
El independentismo entra en su fase mística y hashashin; por tanto, cabe ponerse a temblar.