Colau se marca una tribuna en El País que pa qué.
Aquí.
Aparte del bullshit habitual en una prosa de la vieja política que tanto le gusta denostar y la matraca del derecho a decidir (unilateralmente y sólo los suyos), se permite enterrar el autonomismo, reparte culpas y responsabilidades, y se propone entre líneas como la solución. Y acaba su prestación con una pirueta:
"Las elecciones vascas y gallegas volverán a recordarnos que la España uniforme de Rajoy es tan sólo un constructo mental. España es ya un estado plurinacional de hecho. Ahora necesita serlo también de derecho".
Analicemos el broche dorado:
¿Un constructo mental? Todo constructo es mental... En fin.
Las elecciones gallegas nos recordarán que el PP seguirá gobernando allí otros cuatro años más, pronto serán 40.
Y el País Vasco, en efecto, pondrá de manifiesto que el nacionalismo vasco y el catalán son el mismo combate excluyente y autoexcluyente.
Pero, sobre todo, Colau debería saber que si España es un Estado plurinacional lo es no por los hechos sino por obra y gracia la Constitución que ha hecho posible esos hechos.
Colau sí que es un constructo, es decir, en su caso, un cacao mental, que es, por otro lado, el que habita gran parte de la izquierda en España.