Lo grave no es que Guindos mintiera diciendo que el nombramiento era discrecional y no político, pues si es discrecional es político, lo grave es que por ni un momento, ni él ni Rajoy pensaran que el nombramiento de Soria traería cola. O que sí lo pensaran (por eso demoraron su anuncio hasta que acabó el debate de investidura) pero que se les diese una higa.
A Rajoy le da todo igual, menos él. Hacer dimitir a Soria, que podía haberse hecho fuerte en el nombramiento, como usar a Guindos de fusible.
Y Rita Barberá lo sabrá muy pronto en sus carnes senatoriales, por si le quedaba alguna duda.
Rajoy se ve con 140 diputados y subiendo.
El único veredicto (penal o lo que sea) al que atiende Rajoy es al del jurado popular en la urnas.