Leídos los estatutos, parece claro que lo de hoy ha sido un golpe de mano.
¿Por qué los 17 golperos (no llegan a golpistas pues carecen de cabeza visible) no elegían a su candidato en las inminentes primarias y optan en cambio por una crisis interna inédita y fratricida?
Porque temían que Sánchez volviera a ganar en las nuevas primarias: sacó 48% de apoyos hace dos años, muy por encima de los otro dos candidatos: el oficialista Eduardo Madina, y un profesor de instituto sin trayectoria en el partido que pasaba por ahí.
Hoy gran parte del aparato se venga, 17 puñaladas al César y a César.
Sánchez, su equipo y sus fieles se enrocan frente a los golperos: hacen bien: ¿qué cabe esperar de los que han preferido forzar las reglas y hurtarle a la militancia su soberanía?
Sánchez ha cosechado los peores resultados del PSOE, pero esos resultados son suyos. Los 17 no tienen ninguna superioridad moral ni de otro tipo respecto a Sánchez.
No deberian hacer de los estatutos y reglamentos del PSOE un sayo, para apuñalar por la espalda a Sánchez.