El fino novelista Silva trata a los políticos (incapaces de pactar para que haya un gobierno) como si fueran personajes de novela. Con su psicología de personajes de novela.
Aquí.
El problema es que no son como personajes de novela: y no por la psicología sino porque carecen de lo principal, estar al servicio de una trama.
Aquí no hay trama y sin trama no hay quien viva.