Dice BHL que los medios deberían no dar protagonismo a los asesinos yihadistas, pues eso es lo que buscan. Que no hay que hacerles el juego. Para evitar la emulación, y para no hacerle el marketing al ISIS
Aquí.
No sé.
En los peores años de plomo, ETA mataba casi cien al año, y la banalidad hacía que decayera el interés mediático y, por ende, ciudadano. Los muertos aumentaron y aumentaron en relación proporcionalmente inversa al espacio que ocupaban en los medios los crímenes.
Cuando la ETA asesinó al concejal Blanco, la prensa se volcó y un millón de personas bajó a la calle, y empezó el principio del fin para los asesinos; su deslegitimización, cuanto menos.