C's se reunirá con el PP en mesas de negociación la semana que viene, como hizo con el PSOE en primavera. No puede por menos.
Pero no sólo pondrá sobre la mesa el pacto de las 200 medidas que acordó con el PSOE a modo de aperitivo, sino que planteará sus exigencias principales: reforma de la ley electoral, independencia del poder judicial y pacto educativo, y a las dos primeras el PP probablemente no podrá acceder.
Si, presa de una fiebre reformista-transformista, accediera, sumarían 169 escaños, pero sería el PNV entonces el que no aceptaría apoyar al PP ni por pasiva, pues la reforma de la ley electoral pedida por C's lo eliminaría del mapa.
169 hipotéticos síes siempre se toparían de todos modos con un número superior de noes de PSOE (85), UP(71) y los independentistas (entre 17 y 25).
¿De qué sirve escenificar un pacto de 169 +1 (CC) escaños que no suma para una investidura?
Eso ya ocurrió con el pacto de los 131 (PSOE-C' s+ CC) con el consabido final.
Ahora sería el PSOE el que haría de PP negándose a abstenerse.
El PSOE ya ha echado estas cuentas, y es puro cinismo decir que el PP no los necesita, al poder ser investido por fuerzas afines, pues esa suma de supuestos afines no existe: jamás la Convergència de hoy apoyará al PP.
Así las cosas, sólo la abstención del PSOE puede dar la investidura a Rajoy.
Si C's apoya al PP corre además el riesgo de convertirse en el partido liberal de Nick Clegg, que pasó de 57 a 8 escaños tras ir en coalición con los conservadores.
Los únicos afines en España son hoy por hoy PP y PSOE, que comparten lo principal: no a la reforma electoral, no a la independencia judicial y no al pacto educativo (que le pregunten a Gabilondo)