El excelente informe de Lord Chilcot, siete años de trabajo y una mina para novelistas como Le Carré, pone a cada cual en su sitio al analizar la génesis de la segunda guerra de Irak que causó un número inmenso de muertos y una destrucción colosal en la región.
Los occidentales pagaron también un precio alto en vidas de soldados.
En todo esta película Aznar fue un secundario, pero de lujo, a lo Peter Lorre.
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Las consecuencias de todo aquello se viven hoy en día a un ritmo de un atentado semanal en Bagdad y una guerra civil crónica en la región (con el ISIS de los ex generales de Sadam de artista invitado in memoriam).
El tiempo no es reversible, y nunca sabremos cómo habrían las cosas de seguir Sadam en el poder.
Igual se habría aliado con Al Asad y los ayatolás iraníes y habrían intentado borrar del mapa a Israel con misiles Scud de cabezas químicas, un decir. La respuesta habría sido un Argamedón de dimensiones desconocidas desde la Segunda Guerra Mundial.
Nunca se sabrá.
Blair ha dado la cara, Bush Junior de momento calla pero acabará hablando.
Y Aznar hará lo que corresponde al papel de un Peter Lorre.
Para algunos un miserable.
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