Ahora la última especie es que C's habría sabido de tal dopaje nacionalista en las votaciones a la Mesa.
Lo relevante, sin embargo, es que ya salió el peine: 7 votos de diputados convergentes, dos de los peneuvistas y el restante de la solitaria Ana Oramas, la canaria de Coalición Ídem.
Se le ahorró el trance a los portavoces Homs y Esteban, que vieron así salvado su honor perdido de khatarinos blums...
El peine resulta que no es tanto el chalaneo de poder tener un grupo parlamentario “los demócratas catalanes” (manda peines), o una presencia en la Mesa del Senado que no les correspondía a los sabinistas, peccata minuta, sino granjearse el apoyo de estas formaciones con vistas a aprobar los presupuestos peperos y defender el núcleo duro del programa económico del PP; y es que con C’s, entienden los populares, no bastaría ante el previsible Frente Popular Legislativo PSOE-Podemos- ERC que se avecina en el Congreso y que suman la coqueta y científica cifra de 165 votos, más dos de propinas batasuna, 167 NOES, que es mucho no, y que da la clave a los convergentes y a los aranistas millenials.
A todo esto algunos lo llaman el noble arte de la política, o del parlamentarismo, o del pactismo, o de lo siempre.
Otros vemos en todo ello la faz más prostitucional de la política y el abandono de todo principio moral.
A C’s la abstención técnica.por-sentido-de-Estado, para ayudar a salvar meramente el trámite de la investidura de Rajoy, se le debe de estar ya atragantando en medio de la gola.
La jugada del pacto bajo mesa congresual sólo beneficia, si se examina bien, a populares y a nacionalistas, por lo ya expuesto; pro asimismo a socialistas y a podémicos, cheque en blanco para ejercer de desleal oposición; y poder ir soltando gritos de vierge effarouchée ante “el pacto de las derechas”.
Si a Rivera le queda un adarme de instinto de supervivencia debería saltar en marcha de este convoy de la muerte que viaja hacia el pasado a marchas forzadas y en el que los ciudadanos apenas representan el papel de gozne- figurantes.
Y encarar valientemente unas terceras elecciones con el ánimo limpio y propósito de volver a representar esa función para la que nacieron y cuyo atrezzo nunca debieron de dejar empolvar en los baúles de sus carromatos: la gran función del reformista asalto al poder, con un programa lo bastante detallado (y atractivo en sus detalles) y concreción como para que PP y PSOE se les pongan a temblar las canillas y acaben de consumar su profiláctica caída iniciada el ahora tan lejano 20-D: por decrepitud moral y a la espera de su resucitación.Y que el enemigo de "los ciudadanos", en su doble acepción, sea Podemos, su gentecilla y su aventurerismo populista.
Ciudadanos frente a gente. That is the question. En Dinamarca y en España.
U otro tipo de bipartidismo, si se quiere. El de los nuevos partidos.
O bien, a malas, intentar revivir el pacto del Abrazo, pero esta vez con lista de boda, gobierno en ciernes y gananciales.
En todo caso, terceras elecciones, mejor ahora que de aquí uno o dos años, con el país y Europa en caída libre.
O bien, a malas, intentar revivir el pacto del Abrazo, pero esta vez con lista de boda, gobierno en ciernes y gananciales.
En todo caso, terceras elecciones, mejor ahora que de aquí uno o dos años, con el país y Europa en caída libre.