Ningún analista ni medio han caído en la cuenta de que Pablo Iglesias defendió el otro día donde Évole, en un aparente lapsus "que España siga dentro de Cataluña pero con otro encaje constitucional" (sic), minuto 26' 59".
Aquí.
El lapsus supuesto de Iglesias nos indica dos o tres cosas:
Una, que quien manda subliminalmente en estos momento es la parte sobre el todo.
Dos, que para muchos el Estado y su consti es un juego de Lego donde ciertas piezas desgajadas deben encajar.
Pero aún más grave y tres: que la soberanía nacional es algo que hay que defender, ergo que está en peligro.
Aux armes, etcétera, aunque sea en la versión Gainsbourg.
Hoy en EM, en diálogo que sólo da el papel, Espada y Ansón tratan del asunto con una coincidencia básica, y que pespuntea la últimamente meándrica y ausentista línea editorial del periódico: es la soberanía de todos los españoles lo que unos españoles (cada vez más, sin duda, cerca ya de un tercio en votos y escaños) se empeñan en hurtar. Y dado que dos tercios son muchos tercios, el tercio destroyer quiere coger el carril rápido directo y sin vuelta atrás, el mal llamado "derecho a decidir", que es "el derecho a decidir que soy yo quien decide".
Este grave tema, que debería en un país normal monopolizar la campaña electoral inminente, brillará una vez más por su ausencia, porque el autismo de los unos y el agazapamiento de los otros así lo dispondrá.
O sea, que diría aquél.