sábado, 2 de abril de 2016

Transitividad

Un concejal del PP, analfabeto funcional, se metió hace unas semanas con la alcaldesa de Barcelona y la mandó a fregar suelos.
Aquí.
Ayer el académico Azúa incurrió en otro despropósito, insultando a las vendedoras de pescado, al compararlas con la alcaldesa; a las pescaderas, gremio de arúspices de alta nobleza y gran arraigo en tierras catalanas. Saben ver si el pescado tiene el ojo triste o no, casi nada.
En ambos casos, la alcaldesa ha estado rápida y casi elegante. Se maneja mejor a la contra, por lo visto, que cuando arremete con todo su dogmatismo a cuestas.
Aquí.

Azúa no puede ni debe ponerse a la altura del concejal pepero ni siquiera retrepado en un tropo, porque entonces tenemos perdido el pleito. La de votos que estas dos memeces le dan a Colau es incalculable.