Un partido blanco, transversal o partido cabreado, compuesto por 50 personalidades independientes encabezando cada una de ellas por sorteo las listas provinciales junto a ciudadanos de a pie, y cuyas listas, del puesto 2 al último, fueran también objeto de un sorteo ante notario entre los simpatizantes, y con un único punto en su programa: forzar con sus votos un gobierno de concentración constitucionalista y luego dimitir de sus escaños, podría animar la campaña y meter miedo a los tres partidos PP Cs y PSOE, esos que hubieran debido formar gobierno hace meses.
Un partido así podría formarse en torno a la red, que es el ágora que nos ha tocado.