miércoles, 27 de abril de 2016

El planeta de los nimios

Pronto, en Europa (la última isla del mundo libre), no se podrá hacer ciencia con ciertos temas, como el nacionalismo, como la religión, como las creencias mágicas...
Aquí.

Pronto se pensará que Houellebecq no se burlaba del islamismo en su última novela, sino que se la celebrará como el advenimiento del islamismo moderado en Francia: una nueva era de felicidad.

Pronto, con la ciencia aherrojada por los guardianes del templo new age, sólo quedará el humor. Y tal vez algún Charlie Hebdo suelto.
Y luego, ya, ni eso.
No quedará nada. Sólo la  fatua dictadura de los fanáticos de lo nimio. Apenas la ruinas de un intento de mancomunidad entre países europeos enemigos que fracasó tras algo más de medio de siglo de Historia. Restos de edificios de las instituciones europeas, como un escenario de Chernobil...
Restos de los templos de la democracia donde un tal Otegi se paseaba para hablar de paz perpetua como Kant y otros le aplaudían.