Pablo Iglesias reconoce que se equivocó "personalizando" su crítica en un "redactor" (léase: un mercenario).
Y que son los lectores que deben juzgar, u otros profesionales. Y bla.
La reacción unánime de la prensa ante la salvajada de ayer (citó seis veces al periodista) le ha hecho recapacitar pensando que necesita a la prensa como el pan.
La mera idea de que los medios lo boicoteen le ha hecho dar marcha atrás.
Sabe que él es hijo de los medios, y como todo buen hijo que se precie, puede insultar a los padres y que luego conviene pedirles perdón.
Aquí.