Hay que ser belga y muy seria, como esta periodista, para poder reírse de los atentados de ayer con tanto humor negro y panache.
Ante la barbarie, el humor.
Es sabido que los payasos son gente muy seria y las primeras víctimas de los intolerantes asesinos.
Aquí.
Unos extractos traducidos de modo exprés del billete de humor de esta charline:
“ […] Y es que el
terrorista carece cruelmente de clase. Estos tipos no tienen nada debajo de la
cintura, nada encima, es como para preguntarse cómo se cuelgan el cinturón… será que
éste se sujeta en el vacío, ese vacío que genera a su alrededor. El terrorista
carece cruelmente de clase, sí. Antes,
en los aeropuertos, el tipo se tomaba la
molestia de subirse al avión; ahora se explota
antes de subir, y así hemos pasado del “estoy
en una terracita” al “estoy en el check-in”; todo se acelera, y eso que se
habían reforzado las medidas de seguridad… Recordad que, después del 13 de
noviembre, en Bruselas hasta los mejillones estaban cerrados [… ]. Pero eso sí,
el terrorista puede ser cortés a veces: ha tenido la decencia de esperar a que
tengamos formado un Gobierno en Bélgica… y ha logrado unir a valones y flamencos […] y
ha tenido incluso el detalle de no explotarse en el barrio de los franceses de
Bruselas y así nos hemos ahorrado el tener
que escribir en nuestro Facebook: “Je suis… exiliado fiscal”. [...]No, no nos reprochéis que queramos seguir
sonriendo y riendo: cuanto más cortitos sean estos tiparracos que tenemos enfrente,
más larguita será la lista de nuestras chanzas a su costa; a nosotros, los belgas, nos
gusta el absurdo, e incluso si a veces nuestros chistes no tienen final,
seguiremos contándolos a la espera de que a estos sí les llegue el final, etc…”
Después de los atentados de Londres, los ingleses ya habían hecho en 2010 una película inteligentísima y descacharrante sobre unos yihadistas de medio pelo y medio lelos.
Aquí.