lunes, 7 de marzo de 2016

Katalonia is not Patagonia but Albania

Homs, el hombre de Mas y de Puigdemont en Madrid, ha protagonizado otro fuentovejuna ante el TSJC, como cuando a su amo le tocó declarar el día del aniversario de Companys; y se considera también víctima de un juicio político: en efecto, son políticos los delitos que se le imputan. Bien visto.
Pero aún no es un preso político, como él quisiera. El quilombo lo atribuye a que los votos de DiL podrían, "según qué aritmética", desalojar al PP del Gobierno. La paranoia no tiene fronteras.
Mientras, en El Nacional,  Puigdemont il predestinato dice, apelando al honor, que en 16 meses Cataluña ya se comportará como un Estado independiente. Y que no habrá municipales a la española.
Raro, raro, raro. Esas cosas no se anuncian: se practican por sorpresa.
Y Rufián, "el albanés", ha desvelado que Sánchez Los Lost le ofreció un nuevo Estatut en la mesa de negociaciones para su investidura, lo cual él rechazó por indigno: un insulto a su honor, considera que eso sería "un Alcatel" pasado de moda frente a un Iphone cool de toda coolidad.
Todo esto no es no es serio; es propio de países de cabreros con códigos de honor medievales y montañeses como  los de la Albania de Hoxa, ayer y hoy, donde por cierto guardan ominoso recuerdo de los katalanos: aquí.
En una Cataluña independiente, tipo Albania, un decir, Rufián echaría de menos tener a mano un buen viejo Alcatel para comunicar allende las montañas y decir: Help!
Que lea un poquito a Kadaré, antes de que le den el Nobel.

Lo mejor es enemigo de lo bueno, Rufián, katalano.