El verdadero Puigdemont parafraseó ayer al poeta Gil de Biedma, que ya son ganas, porque Gil, como es fama, abominaba del nacionalismo: "La independencia iba en serio y ustedes se han dado cuenta demasiado tarde".
"Ustedes/vosotras" habría debido acotar el cupero de turno.
La Vanguardia (la que quiere vigilar de cerca a Gregorio Morán), tiene el morro de decir que la frase es de Gil: pinche aquí.
No, señor Josep Gisbert, de La Vanguardia Censora: lo que escribió Gil no fue eso, sino esto:
"Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde"; que es el arranque del poema "No volveré a ser joven".
Para escuchar al verdadero Gil, aquí.
Es decir que, Gisbert, afine usted un poco el oído, porque le falla la métrica, la gimnasia y la magenesia.
A "La independencia iba en serio y ustedes se han dado cuenta demasiado tarde", le sobran pies, varios.
El poema verdadero se lo pongo entero:
No volveré a ser
joven
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra. uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
Pero el Puigdemont verdadero, si quería de verdad imitar a Gil, hubiera debido recitar este otro poema, que le regalo:
No volveré a ser borde
Que la independencia no iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
--como todos los payasos, yo vine
a llevarme el Estado por delante.
Contar chistes como Mas quería
y marcharme entre aplausos
--hacer reír, pujolear, eran tan sólo
las dimensiones del gran circo.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
hacer reír, pujolear,
era el único argumento de la joda.