Juncker es hijo de un obrero metalúrgico, que fue enrolado por la fuerza por los nazis y tuvo que ir al frente ruso, y volvió de milagro. Su madre trabajó también de obrera. Fue educado en francés por los curas en Arlon, Bélgica, y luego el bachiller en Luxemburgo, donde fue su profesor de francés Robert Koch (profesor de sánscrito en la universidad, y alumno predilecto de Jacqueline de Romilly, un hombre sabio ). Según cuenta Koch, Juncker era un alumno superdotado, sacaba sobresaliente en todas las asignaturas sin estudiar, y defendió siempre a los alumnos más débiles y a los hijos de inmigrantes a puñetazos. Luego estudió Derecho en Estrasburgo, con cierta desgana y se metió en política con 20 años. El más joven diputado en su país, y Secretario de Estado a los 28. Nunca ha llevado un papel encima, lo tiene todo en la cabeza. Habla latín de corrido, como un camarlengo papal, y conoce de memoria toda la poesía francesa clásica de memoria, y a Rilke, en alemán. En una ocasión recitó un poema de Victor Hugo en el aniversario de los 10 años de la revista semanal de referencia en Luxemburgo, y dijo: “la política no tiene el menor interés cuando se la compara con el periodismo, que es el oficio que hubiera querido ejercer, ya que no he podido ser poeta, pues como dijo el poeta, solo hay tres oficios: rey, poeta y militar…". Y la sala se rio mucho.
Dimitió como primer ministro a raíz de un escándalo tremendo de los servicios secretos que puso de manifiesto que el Gran Duque Jean es tal vez un agente del M16 y sobre todo por tapar un turbio asunto sobre unas bombas en Luxemburgo, una de las cuales parece que fue colocada por un hermano anarquista y drogadicto del Gran Duque, en 1985, al que borraron una temporada de la foto de familia.