viernes, 4 de diciembre de 2015

Descorbatados

Podemos es el único partido "nacional" que no arranca el Madrid. Un guiño al medio rural en un pueblo de Zamora de dos mil habitantes Villaralbo [anagrama involuntario de Villalrabo] ; la alcaldesa del pueblo es de IU: es decir, es un feudo de la izquierda-izquierda, lo que pretendía ser Podemos (si bien lleva la etiqueta de izquierda radical y antisistema), pero no está claro que ahora Podemos no prefiera ser izquierda a secas.
Lo hace Pablo Iglesias acompañado de su padre y de su lugarteniente Errejón.  La presencia paterna imprime un aval intergeneracional amén de un espaldarazo familiarista (family first). Errejón representa en la escenificación el brazo derecho del líder, el segundo elemento del tándem, como en su día la dupla González-Guerra.
Es sin duda  también la elección de empezar en el agro un gesto cargado de significación de acercamiento a la España profunda y rural, justamente lo que no es Podemos, partido eminentemente urbano. Pero quieren desmarcarse, ser "diferentes" desde el principio. Ellos no son "la casta". No son los nuevos pero de la "vieja política".
La previsibilidad de arrancar en Madrid... puaj.


Los demás partidos: todos los candidatos van sin corbata, excepto Rajoy, que además lleva un gabán azul oscuro a medio juego con una corbata azul más clarita. El azul ha sido un color "corporativo" del PP desde siempre. A pesar de tener fama de color frío frente al cálido naranja (C's) o el rojo clásico marxista (PSOE e IU) o el violeta-lila de Podemos (y el magenta de UPyD).
Azules y rojos, justamente lo que Albert Rivera denuesta en clave cromático-ideológica (los rojos y los azules remite a la España guerracivilista). Pero ni PP no PSOE-IU renuncian al azul y al rojo.
El color de Podemos tiene el sesgo lo de prohibido y misterioso y secretamente atractivo, el violeta es color ambiguo de casa de citas, un color erótico). El naranja tiene la estridencia del nuevo rico, del recién llegado que pisa fuerte, y al que no le importa hacerse notar. Es un color telúrico que remite a la fuerza y pujanza de la juventud. C's es un partido nuevo y por ende joven.

Volviendo a la corbata: ¿la corbata como símbolo de la casta o de la respetabilidad? Si antes los sans culottes, luego los descamisados, ahora: los descorbatados. Todos sin corbata.
La corbata solo la lleva el Presidente del Gobierno. Bien es cierto que él no ha elegido ser el único en llevar la corbata, pero sí que ha elegido llevarla. Son los demás los que no han querido no llevarla. ¿La corbata como el atributo fálico del poder aún por alcanzar? ¿El no ponérsela es insinuar en lenguaje corporal que cuando (y si) ganan las elecciones, se la pondrán? Que adquirirán la virilidad ahora sólo supuesta...
El simbolismo de la corbata o de su ausencia merecería y merecerá mayores ahondamientos.

No hay una sola mujer candidata a Presidente. Craso error de los challengers y hasta del propio partido poseedor del título en el poder; me explico: una mujer candidata a la Moncloa sería un auténtico hecho diferencial, y, puesto que no se vende tanto el programa como la persona, sorprende que a ninguno de los partidos en liza se lo haya planteado. Y más viendo que en las elecciones municipales, dos de los hitos han sido protagonizados por la alcaldesas Carmena y Colau que encabezan las dos principales ciudades del país.  En EE.UU., si finalmente Hillary Clinton es la candidata del Partido Demócrata, el mero hecho de ser la primera vez que una mujer opta a la Casa Blanca tendrá un valor en sí mismo, como lo tuvo para Obama el ser negro en su día. Tampoco debe echarse en saco roto que en Francia el FN encabeza desde hace tiempo las encuestas como principal partido en intención de voto, y que su líder sea una mujer, Marine Le Pen, por no hablar de que el político más poderoso de Europa es Angela Merkel.

A nadie sorprenderá la afirmación de que si en el PP el candidato fuera no Rajoy sino Soraya Sáenz de Santamaría o en el PSOE Carmen Chacón en lugar de Pedro Sánchez (que a punto estuvo de ser el líder del partido en su día), sus expectativas subirían.
C's y Podemos, al ser nuevos, "emergentes" en la jerga, se pueden permitir su masculinidad.
A IU y a UPyD una candidata le habría venido muy bien.
En un combate de catch a cuatro, que los cuatro sean hombres no da una buena imagen de país, como dicen los cursis.



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En Cataluña, Oriol Junqueras, sin corbata, por supuesto, pero con una gabardina, guardapolvo o gabán de mozo de cuerda de color negro; algo incomprensible. ¿Tal vez porque el negro hace más esbelto?
El factor humano, no hay política sin factor humano...

De momento, las elecciones en Cataluña no cobran especial protagonismo en el resto de España. Ya llegará el momento: es insólito que coincidan una generales tan inciertas con un desafío tan insólito como un proyecto secesionista respaldado por la mitad de la población de una de las regiones más importantes de España: 7,5 millones de habitantes, 20% del PIB, región de la segunda ciudad del paí en casi todo en todo y primera en muchas cosas.



Volviendo a la observación de la campaña propiamente dicha: si adoptase un enfoque exterior,  más "etic" y nada "emic", diría que unos tipos que no son cantantes, ni actores ni nada especial vistos por fuera peroran como queriendo convencer a alguien desde la medianoche ante gente que los rodea los mira como público y que  parece estar de acuerdo con ellos.
¿A quién quieren convencer? A los que no están... claro. A los indecisos, a los que siguen la campaña por realidad virtual, sobre todo televisión, radio, algo de internet... Ahí es donde se juega todo, en la campaña en los medios y en la red para captar el voto de los que no saben aún lo que harán el 20-D.

Puede que la campaña gire en torno a las encuestas, que son la base de la democracia demoscópica de nuestro país y de los de nuestro entorno.


**Una elecciones son o deberían sobre todo ser la reválida o la invalidación del presidente saliente.  Pero como en la democracia parlamentaria puede ocurrir que dos o tres partidos perdedores se alíen contra el Partido ganador del presidente saliente, no sabemos, lector, si quien se siente en La Moncla a mediados de enero será el líder del partidos ganador o del segundo o del tercer o aun del cuarto partido.

**Me gustaría la campaña se  pudiera hacer por ley  por las noches, de la medianoche hasta las seis de la mañana, mientras la ciudad duerme... Así, con el aura de la nocturnidad, mucha más gente se interesaría por la campaña. El marketing político es decimonónico, no ha rebasado el estadio del anuncio de detergente: "Señora (nunca Señor), si encuentra uno que limpie más blanco, le devolvemos el dinero".
El argumento de la devolución del dinero es, sin duda, algo que no se ha superado todavía en 2015. Satisfait ou remboursé. Parece mentira que en política a nadie se le haya ocurrido prometer la devolución, si no del voto, al menos de los impuestos indebidamente cobrados en contra de la promesa electoral. "Bajaremos los impuestos, y si no lo cumplo, tiene usted aquí firmado ante notario, que el Partido le devolverá las cantidades pagadas en exceso, con arreglo a la promesa". Si el pueblo firma un contrato con sus gobernantes, ¿por qué no aplicarle las modalidades contractuales al uso, en el respeto de las mejores prácticas comerciales? El código de ética  o de buenas conductas de los partidos políticos debería poder registrarse ante notario con la penalizaciones ad hoc por incumplimiento probado.
Democracia directa, no, democracia comercial.


P.D.

En Canadá, hace unas semanas, el Partido Liberal, lidera por Justin Trudeau, logró, en el lapso de la campaña electoral, pasar de la irrelevancia a ganar las elecciones por mayoría absoluta. El paralelismo con C's y Rivera cae por su propio peso. Daré más detalles en su momento



Buenas noches, electores.