El juez anti estrella Llarena habla en la tele asturiana sobre los rebeldes sin causa.
Aquí.
Si hasta los raperos fronterizos tienen a su disposición una amplia libertad de expresión, qué no tendrá para sí un juez del Reino.
Sobre esto y aquello puede hablar el juez.
Ahora bien: los magistrados sólo deberían hablar a través de sus autos, interlocutorias y sentencias de aquellos asuntos (de los) que conocen.
Y deberían cumplir con la sentencia de Wittgenstein: "De lo que no se puede hablar, mejor callar". ("Wovon man nicht sprechen kann, darüber muß man schweigen").
Porque el juez es como la mujer del César. Por lo menos.