Aquí en V.O. por cortesía arcadiana.
Y aquí en tradu exprés:
"La derrota mediática de Rajoy es asimismo la de la razón"
"El jefe del gobierno español Mariano Rajoy tiene el derecho
y el sentido del deber para sí, pero ha perdido la guerra de las imágenes", argumenta el filósofo.
"Los enfrentamientos provocados por el referéndum sobre la
independencia de Cataluña nos lo
recuerdan: sucede que uno pierde la batalla de la imagen aun teniendo razón
políticamente. Este destino injusto acaba de golpear al primer ministro
español, Mariano Rajoy. Las imágenes de la televisión en bucle se dirigen a la
emoción en lugar de a la inteligencia. Así, en las redes sociales, los medios de
comunicación, los comentarios en la calle, arrecian las condenas basadas en graves confusiones históricas: la asimilación de Rajoy a Franco, y de la actual
España a una dictadura despiadada. Estas amalgamas expresan una patología
política: el olvido, por parte de la opinión pública, de la legitimidad
democrática y del Derecho.
La Guardia Civil, policía estatal, se señaló durante los hechos [del 1-0] por su
profesionalismo y contención. Ávidos de
sensacionalismo, muchos medios omiten esta verdad elemental: no hubo ni un solo
muerto. Esta falta de muertos en la represión es, sin embargo, el principal
hecho de esta jornada tan tensa al otro lado de los Pirineos. Pone de
manifiesto una contención de las fuerzas del orden y es en eco a la de la policía
francesa, las CRS, los Compañías Republicanas de Seguridad, en los disturbios de
mayo del 68, cuando unos descerebrados arrogantes gritaban desde lo alto de
sus barricadas de opereta “CRS = SS”.
A pesar de su falsedad, el alcance simbólico de los dos
eslóganes, CRS = SS y Rajoy = Franco es la misma, habiendo sido el régimen de
Franco especialmente criminal. En ambas situaciones, mayo del 68 y referéndum
catalán, fue comparable el tacto de la policía por mantener el orden. Este
resultado demuestra, contrariamente a lo que se vocifera por ahí, y a las
críticas e insultos que se abaten sobre ella, que la Guardia Civil ha alcanzado la
madurez que cabe esperar en un régimen democrático. Con Franco, la represión se
habría saldado con un espectacular baño de sangre.
En el ámbito del mantenimiento del orden, el encargo de la
Policía es el de garantizar el respeto de la Constitución de 1978 y el Estado
de Derecho. Esta Constitución vincula entre sí a todos los españoles. El Tribunal Constitucional se
ha pronunciado en cuanto al fondo: el gobierno catalán no tiene fundamento para
proceder a este referéndum. El TC ha enunciado el Derecho de un modo carente de
ambigüedad. Una vez dictado, el Derecho debe aplicarse: es la razón de ser del
Estado.
En este caso, ese Derecho está en acuerdo con la opinión de
la inmensa mayoría de españoles, opuestos a la celebración de este referéndum,
convergencia ésta que reforzaba la legitimidad de la decisión del alto tribunal. Otrosí:
este referéndum sobre la secesión de los
catalanes, para poder ser creíble, debería haberse propuesto a todos los
españoles, ya que todos, desde los vascos a lo andaluces, asturianos o
castellanos, incluidos los catalanes, están vinculados por la Constitución que
permitió lo que se dio en llamar “la transición democrática”, es decir, la salida suave
del franquismo a finales de los 70. Al ser ilegal, la organización de este referéndum fue una violencia originaria, que hería a todos los españoles. ¿Cómo
ha de reaccionar un Gobierno cuando se viola así la legalidad, cuando se ofende y se rompe la Constitución de un modo tan
público y con tanto ruido? Si lo permite, abre la Caja de Pandora y destruye la
propia noción de Derecho, fuente de su legitimidad. Si deja hacer, abandonará su
autoridad en este asunto, de modo que deberá abandonarla ya para siempre en adelante. Le será complicado oponerse a otras formas de ilegalidad. Cada una
de esas tentativas para poner fin a acciones ilegales se verá paralizada aunque
tenga base jurídica y aunque sea indispensable. Al final de todas estas renuncias, el
Derecho sólo será una palabra vana, y la libertad un recuerdo difuminado.
Alelados por las imágenes vistas en la tele, los propaladores
de la amalgama entre Rajoy y Franco deberían meditar sobre la Historia: Franco
organizó un alzamiento militar tras las elecciones de 1936, mientras Rajoy ganó
las elecciones legislativas con plena legalidad; son los independentistas los
que han incurrido en una ilegalidad con esta consulta. Algunos se han atrevido a
hacer paralelismos entre la Argelia francesa y Cataluña; pero lo que oculta
esta comparación grotesca es que, a diferencia de los franceses musulmanes de
entonces, los catalanes son unos españoles como los demás. Cataluña no es una
colonia española, los catalanes no están colonizados. Mecanismo involuntariamente
cómico, la amalgama entre Rajoy y Franco es la versión española de la “reductio
ad hitlerium”. Rajoy ha perdido la guerra de la comunicación porque no ha
sabido presentar la unidad española como víctima de la violencia simbólica del
separatismo catalán. El shock de las imágenes impone una ley a cualquier actor político:
ser percibido por la opinión telespectadora como una víctima a la que se
derriba en el ejercicio de sus derechos. En un mundo organizado según un
imaginario compasional, la emoción se erige como un obstáculo a la reflexión y
al conocimiento de la verdad ; y el estatuto de víctima fundamenta la
legitimidad política.
La derrota de Rajoy en el universo de las imágenes es asimismo la derrota de la razón”.
...
Sí, Redeker lleva razón: la razón y el discernimiento deberían, en la doble vertiente del tiempo verbal, prevalecer.